1. Ana Julia la mujer que me inició en el sexo. Segunda parte


    Fecha: 23/11/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Urawan, Fuente: CuentoRelatos

    ... y mamar su conchita y rabito mientras ella lo hacía con mi falo casi sufrimos un síncope por ello fue mi mejor experiencia que he vivido.
    
    ¡Ana Julia!
    
    ¡Que hermosa mulata era!
    
    Un día sábado fui a su casa como lo había estado haciendo desde hace algunos días atrás. Ella me esperaba muy linda y coqueta sentada al pie de un árbol. Ana Julia se había arreglado para mí. Su rostro no tenía nada de cosméticos, únicamente sus labios con lápiz labial rojo vivo. Su pecho estaba cubierto por una blusa blanca suelta que apenas dejaba entrever su pecho. Un pantalón corto de color verde aceituna dejaba apreciar sus hermosas piernas. Sus pies calzaban sandalias blancas. Ana Julia estaba hermosa para mí.
    
    En su casa estábamos los dos acompañados por el deseo.
    
    Trilogía erótica.
    
    -Hola, ¿Cómo estás?
    
    -Bien he pensado en ti.
    
    -Yo también, es más te soñé anoche.
    
    - ¿Cómo me soñaste?
    
    -Es un secreto, es personal, es mi sueño.
    
    -Bueno espero que haya sido un lindo sueño.
    
    -Sí lo fue…
    
    Nuestros ímpetus se buscaron, nuestros deseos se encontraron, nuestros cuerpos se acariciaron. El placer se estaba apoderando de nosotros y del espacio en que nos encontrábamos. Hermosa fue la sensación cuando deslicé mis manos entre a su blusa y me encontré con su busto, ávido de deseo lo tome entre mis manos y lo acaricie todo, sus pezones transitados por más de una mano se dejaron asir y coquetos se endurecieron…
    
    -Espera un momento, potrito, tranquilo.
    
    Sí así me llamaba. ...
    ... Potrito, era su potrito, le gustaba cabalgarme y a mí me gustaba ponerme cada vez más brioso, montaraz y que me monte. Se despojó de su blusa, me mostró su busto, estaba todo portentoso. Era la primera vez que una mujer me los entregaba con ganas de entregármelos; con ganas de una excitación excitada por las manos del potrillo montaraz, no por dinero.
    
    - ¿Te gustan?
    
    -Sí mucho
    
    - ¿Los quieres?
    
    -Sí, son lindos. Me atraen sus pedúnculos.
    
    -Tómalos, son tuyos. Llévatelos a tu boca. Préndetelos. Hazlos todo tuyos.
    
    No pude evitar el deseo de acercarme a ellos. La sensación de tenerlos en mi boca fue sublime. Estaban duros más aún sus extremidades. Los succioné, intentando beber su deseo. Los di un rico masaje, los tomé, los hice míos. Ella respondía con caricias completas totales, me despojó de la camisa y me hizo de ella, desde ese momento empezó a adueñarse de mí.
    
    Por ella perdí la cabeza, dejé mis estudios, buscaba pasar todo el día con ella, buscaba hacerla mía a cada instante, sin descanso. Mi erotismo buscaba el suyo; mi perdición buscaba la suya; nuestras perdiciones se conjuntaron, se hicieron una sola; al cabo de tantos años todavía busco en otras mujeres su olor penetrante abarcarme, incluirme, ocuparme. Ana Julia me en rumbó en el camino de “mi perdición”, ella deseó que lo tome, ese camino no lo dejé jamás.
    
    Así continuamos acariciándonos y calentándonos poco a poco, constantemente, totalmente, eternamente.
    
    Así intercambiamos fluidos eróticos, así mis ...
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