1. Ana Julia la mujer que me inició en el sexo. Segunda parte


    Fecha: 23/11/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Urawan, Fuente: CuentoRelatos

    ... dijo:
    
    -Date la vuelta.
    
    -Sí, lo que tú quieras.
    
    - ¡Que ricas nalgas tienes, potrito lindo!
    
    -Sí te gustan, son tuyas.
    
    Se encaramó sobre mí. Comenzó a hacerlas suyas. Me besó la nuca, la espalda, me conoció mis más íntimas intimidades, mi cuerpo se ofreció completo a ser conocido; sus manos se habían atado a mis nalgas.
    
    -Me gustan, las tienes paraditas, duras, ricas tentadoras, apetitosas, listas para ser devoradas. Van a ser mías, ahora mismo. Potrito.
    
    No supe responder ni aceptando ni negándome, únicamente me entregué a ella. Besó mis nalgas. Bajo su golosa boca a lo más profundo de ellas. El potrito relinchaba y brincaba, no sabía qué hacer sino dejarse amar por su domadora, no podía hacer nada, era la primera vez que el potro estaba viviendo esa acción.
    
    El potro sintió las puntas de sus dedos estimular su profundidad. Se excitó mucho, subió y subió raudo la cuesta para llegar a la cima donde viven los orgasmos. Introdujo su intangible falo y explosiono, sus fluidos se desparramaron por aquí y acullá. Ana Julia al sentir la explosión del potrito, asió su miembro y continúo estimulándolo para que erupcione completamente. El falo eructó y regó por en derredor fluidos llenos de orgasmos retenidos.
    
    - ¡Oh! ¡Ana Julia!
    
    -Ven potrito, me acarició el cabello, me abrazó, me besó. Mi lomo fue suyo. Descansa, potrito mío, descansa, me gustas como te dejaste poseer por mí a los machos no les gusta. ¿Te gustó?
    
    -Sí sobre todo sentir en mis nalgas tu pubis y ...
    ... tus dedos en mi rabito, sí me gustó.
    
    Sentí su busto incrustarse en mi espalda, sentí su pubis fijado a mis nalgas, sus brazos me cubrían y me decían:
    
    - ¿Te gusto?
    
    -Si mucho, mucho.
    
    Acarició y rebuscó mi profundidad, la profanó, la corrompió, la mancilló, la desfloró. Comenzó a friccionar su pubis en mis nalgas, frenética y rítmicamente, más y más rápido, su falo inmaterial se materializó en mí mismo y me baño de agua erótica.
    
    Fin de fines, orgasmos de orgasmos, penetración de su falo inmaterial.
    
    -Eres mío, yo te monto macho poseído incrustado, únicamente yo, solo yo te tomo, te someto a mi gusto me dijo.
    
    -Incrustame, hazme tuyo como te guste.
    
    -Lo que quieras potrito lindo.
    
    Sentí su intangible falo dentro de mi ser, grueso, grande, poderoso, llegó hasta a mi fondo mismo.
    
    Mis nalgas estaban bañadas de su abundante fluido, espeso, oloroso, fuerte. Una de sus manos se embebió de él.
    
    -Pruébalo, es tuyo. ¿Te gusta?
    
    -Todo lo tuyo me gusta y lo bebí.
    
    Nos abrazamos y acariciamos tiernamente luego de algún rato de estar así caímos en profundo sueño, luego de un buen descanso el potrillo cerril estaba nuevamente brioso con la gran lección que había tenido y con el deseo retenido de no haber podido tomar para si el nido de su jinete, se tornó y empezó a besar y acariciar a su ama. Ella se despertó sorprendida, luego sonrió, dijo:
    
    -Potrito, potrito mío lujurioso, ¿quieres más? Ven pues.
    
    -Ana Julia, quiero más y quiero introducírtela toda como ...