1. Emputecimiento (I): Alfredo


    Fecha: 23/11/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: eli{DS}, Fuente: CuentoRelatos

    PREÁMBULO:
    
    Este relato es la versión de Alfredo, propietario del club de alterne, donde Pedro, marido y AMO de Magda, quiere iniciarla en el camino del emputecimiento.
    
    El lenguaje empleado, así como las reflexiones de Alfredo, están escritos en locución coloquial e intentan aproximarse, lo máximo posible, al empleado en la vida cotidiana.
    
    Aparecen en el relato tratamientos hacia gais, prostitutas y otros colectivos que pueden parecer peyorativos. En absoluto debe entenderse en ello intención alguna de ofender, denigrar o humillar, tanto por parte del autor, como del propio protagonista, que muy próximos en sus ademanes y aptitudes, son muy respetuosos con cada individuo, hombre e incluso animal, sin importarles el género, tendencia sexual o ideas que profesen.
    
    Igualmente se disculpan ambos ante cualquier persona a la que este tema parezca ofensivo.
    
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    (Habla Alfredo, el dueño del Club)
    
    - ¡Oye!, -exclama una mujer entrada ya en años con pinta de camarera- ahí está una pareja que quiere hablar contigo.
    
    Es Olga, la encargada y mi mano derecha. Me pilla repasando unos papeles en mi “oficina”, un cuchitril que me he instalado debajo de la escalera, entre los servicios y el reservado, dónde me paso unas cuantas horas cada día, con el pretexto de repasar algún papel, pero principalmente leyendo y oyendo por la radio música clásica.
    
    Desde aquí domino de incognito los puntos calientes del local, pudiendo mirar, casi sin moverme, tanto a la ...
    ... barra como al reservado. No penséis que soy un voyeur, con la edad uno pasa ya de esas cosas, es solo pura precaución. En otros sitios tienen magníficas instalaciones de seguridad, cámaras ocultas, etc., pero mi sistema, arcaico si se quiere, pega más con el estilo de mi garito.
    
    Después seguiré enseñándooslo.
    
    Dejadme que primero atienda a estos pelmas, aquí no recibimos muchas visitas, y generalmente tampoco son para bien. Las únicas que solemos tener son las “nuevas”, pero esas vienen normalmente solas y Olga se entiende con ellas.
    
    Hace mucho que deje de usar mi derecho de pernada y ya casi nunca pruebo la “mercancía”. Ahora solo lo hago de vez en cuando y únicamente si la “nueva” me hace tilín por algún motivo en especial. Son muchos años ya metido en el negocio y la carne por la carne ha dejado de llamarme la atención como antes. No os voy a engañar tampoco y un buen polvo siempre es bien venido, pero ahora me ponen más las situaciones morbosas que un coño prieto o unas tetas de a kilo.
    
    Normalmente recibo a primera hora, cuando casi no hay cola para usar el “reservado”, y me conformo con que me hagan una buena mamada. La boca no engaña y la práctica te enseña que la que sabe usarla, sabe también cómo usar su chocho.
    
    La verdad es que ahora son todas bastante insípidas, iguales, sin estilo que las diferencie, casi como el pescado congelado. Bien presentadas y en magníficos envoltorios, eso sí, pero sin el “desgarro” del producto nacional de antaño. Cuando una ...
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