Martha La directora de la escuela de San Fernando capitulo 2 - Relatos Eróticos

Martha La directora de la escuela de San Fernando capitulo 2

... entero y tú misma me pediste que te penetrara ¿lo recuerdas? ‐ Como si fuera ayer, sentí como mi vagina se desgarraba, no solo del himen, toda entera se desgarró ‐ Si, chillaste como una pequeña cerda un buen rato, te había prometido que no me detendría y lo cumplí, ni tus lágrimas me detuvieron ‐ Si lo recuerdo, fue un tormento sentir tu verga desgarrándome por dentro, me agite y luche para zafarme, pero me detuviste con tus manos, nunca me habías violado, esa fue la primera vez Martha ya respiraba por la boca, las alas de su nariz se movía de arriba abajo, sus pupilas totalmente dilatadas, su corazón latía a mil por hora, estaba excitándose con solo recordar ‐ ¿Sabes que eres mía verdad? ‐ Si lo soy, puedes hacer conmigo lo que quieras, violarme, golpearme, prostituirme, lo que te de tu gana, soy tu puta y solo tuya La mirada de Martha cambio, se volvió felina, sus pupilas se dilataron, sus movimientos se hicieron más lentos, más sensuales ‐ Ponte boca abajo—ordeno su padre Martha sumisamente se puso boca abajo y volteando la cabeza vio cómo su padre levanto su pantalón para extraer el cinto de él, lo tomo con ambas manos y lo junto y lo separó haciendo que chaqueara fuertemente, la pequeña brinco con solo oírlo, sus nalgas se contrajeron y aflojaron nerviosamente, ella sabía lo que venía, regreso su cara al frente y metió parte de su almohada en su boca para tener algo que morder. ¡Splash! El primer cintarazo cayó sobre las contraídas nalgas de ella, splash un segundo ...

... golpe marco las dos al mismo tiempo, un tercero arranco un grito de ella ahogado con la almohada dentro de su boca ‐ ¡Ay! El castigo continuo, alguno golpes del cinto fueron tan intensos que se mancharon de sangre que provenía de la vagina, su padre no se detuvo, siguió con el castigo e hiso que la sangre se esparciera sobre las nalgas de Martha que a ojos cerrados recibía su terapia sadomasoquista ‐ Ay papi duele… duele mucho ay ay ay, ¿así me quieres?. ¿Toda marcada del cinto? Ay ay ay ay El papá arremetió más rápido y fuerte al escuchar los gemidos de dolor de su hija, se desquiciaba con el entrenamiento que le daba; a estas alturas ya no sabían los dos si era entrenamiento o placer. Martha en el último cintarazo contrajo mucho sus nalgas y junto sus piernas, su papá lo notó y dejo de golpear, pero se dirigió a la esquina de la cama y de abajo saco unos grilletes especiales con los que la ataba, Martha tenía la cara metida en la almohada y lloraba dejando sus lágrimas sobre esta, sintió como su papá jalo sus tobillos separándolos y después hiso lo mismo con sus manos, al final quedó completamente atada a la cama con sus manos y brazos separados del cuerpo. ‐ Estabas poniendo resistencia, ya era momento de atarte para continuar ‐ Snif si papi snif snif Martha sollozaba ante el castigo-entrenamiento de su progenitor, escucho con el cinto zumbó en el aire y cayó sobre sus adoloridas nalgas, fueron tres golpes continuos, después, se acomodó de tal forma que al dar el golpe con el ...