LA BUENA SEÑORA - Relatos Eróticos

LA BUENA SEÑORA

... siempre alardean con sus conquistas…
-Pero Maggy es muy chiquita… - Notablemente la señora Haydé tiende a disculparla…
-Si, si, se puede hablar de su inocencia…, pero…, bueno…, días pasados había estado con un vecinito…, un poquito más grande que ella…, que… bueno…, la desvirgó. – En este caso tengo que macanear.  
-¡Ah! Bueno…, eso es algo muy turbio… - Parecía que en realidad se estaba escandalizando. No quiero que sea así.
-Ella no sabía qué era eso, lo del desvirgo, pero le dijo a mi hermana lo que había hecho con el chico…, y la abuela le explicó que es eso… y… ¡Maggy le dijo que le gustó!
-¡Uy dio! ¡Qué precoz, prematura! ¡Esta nena va a ser “peligrosa”!
-Bueee…, creo que será una mujer que sabe vivir, no creo que haga mal a alguien…
-¿Cómo?
-Si señora. Perdone, pero no voy a hacer hipócrita con usted, no se lo merece. El sexo no hace mal a nadie si está bien hecho, sin daño ni violencia, fortalece el físico y el espíritu. ¿No lo cree?
-Sí, claro, pero Maggy es muy chiquita para saber de todo eso.
-Justamente. Lo de ella es absolutamente natural, instintivo, sin ninguna vuelta o pensamientos eróticos, ni lo sabe ni le interesa. A ella la desvirgaron sin que ella supiera que es eso y que significa para su cuerpo y su condición de mujer. Le gustó desde el desconocimiento intelectual…, y solamente desde el placer. Al final, es la primerísima forma en que las personas se conocen o empiezan a conocerse… Perdone mi lata señora Haydé, pero quisiera que usted no ...

... mal interprete mi opinión ni actitud, con respecto al sexo.
-Me interesa escucharlo y lo entiendo perfectamente…, bueno…, usted es un hombre… muy atendible…
-¿Atendible?
-Si…, quiero decir…, que es bueno prestarle atención…
-Gracias…, yo, por ejemplo, no tengo el menor conocimiento de usted, de su vida, de su familia… - obviamente todo mentira; Sole me había puesto al tanto. – Sólo sé que es docente y directora de esta escuela…, donde mi sobrina… hace picardías…
-¡Jajaja! ¡Vaya picardía! – Al fin dejó escapar la intención de reír por lo que yo digo. ¡Eso es bueno! – Es una nena con gustos muy explícitos.
-Si, sin duda. Con usted me pasa algo parecido…
-¿Conmigo? ¿Qué tengo de explícito?
-¡Jajaja! Ya verá, ya le diré… Al verla, digo, al verla, solamente al verla, no al conocerla, me impactó, vi tanta belleza, tanta simpatía, tanta inteligencia, que me entusiasmó… ¡Si, quisiera conocerla! ¡Eso, eso, quiero decir que me gustaría muchísimo tenerla entre mis brazos, gozando de su belleza y su ternura, sin la menor duda! Es lo que usted demostró con mi sobrina, y… ¿por qué no puede ser así, si usted está dispuesta…?
-¿Porque supone que estoy dispuesta? 
-Pues…, dos tremendos pezones que estiran la ropa, duros y parados.
	Ella, inmediatamente se cubrió con los brazos…
-Tome mis palabras en forma circunstancial. Si usted tiene compromisos, yo jamás diría algo más. – Por supuesto que sé que no tiene compromiso. - Solamente hasta aquí llegué, tratando que a Maggy le den la ...