1. (4) La alargada sombra de una desconocida


    Fecha: 29/11/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos

    ... hasta que mi barbilla quedó encima de su hombro, nuestras mejillas casi se rozaban.
    
    - Ahora es cuando me retuerces el pescuezo.
    
    Me hizo sonreír su tono.
    
    - No torpe mujer llena de incultura, no hables y no me mires, solo siente.
    
    Mi barba es de un día, lo justo, y mi barbilla rozó su hombro, muy cerca de su cuello, la réplica fue instantánea ya que ella se envaró y pude ver como sus pezones se endurecían y las areolas se hincharon levemente.
    
    Mi roce continuó muy despacio, ella se removió de nuevo, cambié, esta vez fueron mis dientes los que se posaron en su hombro, muy cerca del cuello, solo rocé los dientes y ella gimió encogiéndose, su cabeza se pegó a la mía y se encogió para escapar de mis dientes, sin conseguirlo.
    
    - ¡Joder!, suéltame.
    
    La solté despacio, ella como respuesta respiró profundamente.
    
    - ¿Te he hecho daño?
    
    - No, aunque lo esperaba y me ha sorprendido. Estoy mojada.
    
    Me separé de ella y me senté estirando las piernas.
    
    - ¿Qué opinión te merece esos dos minutos? – Pregunté con sorna.
    
    - Esperaba algo más burdo ¿Y me vas a dejar así?, un polvo me vendría bien.
    
    Dijo sin mirarme, mantenía la misma postura que yo la puse.
    
    - Eso que has sentido se encuentra muy lejos de lo que pides.
    
    - Has empezado algo que me ha puesto en marcha, incluso ahora siento la necesidad de que me muerdas como antes, un escalofrío ha recorrido mi cuerpo, y ese daño que esperaba se ha dado la vuelta, quiero sentirlo de nuevo y que aprietes los ...
    ... dientes.
    
    - Mereciste esa dosis.
    
    - ¿Qué le has hecho a la exploradora?, Hermética me ha dejado intrigada.
    
    - Nunca hablo de una mujer a otra mujer, y menos a ti, listilla.
    
    - Al menos podías pajearme, los dedos no harán que te fatigues.
    
    - No, por ahora te dejaré así y más adelante ya veremos, además te he regalado un informe muy diferente al de la exploradora que va delante de ti..
    
    Silencio y se volvió girando la piernas en mi dirección.
    
    - No me dejes así, no quiero pajearme delante de ti.
    
    Había cambiado el tono, rogaba.
    
    - ¿Para qué?
    
    - Reconozco que nunca me habían hecho eso, y me he corrido de inmediato, solo conozco a los rápidos, no un tío como tú.
    
    - No te has corrido, pienso que pudo haber sido la sombre de un orgasmo, quizá un reflejo.
    
    - No tío, ese roce de tu barba ha abierto el dique y cuando tus dientes me han rozado, yo esperaba el mordisco y me hubiera mareado de gusto.
    
    - Te daré otro dato para que no te eche a la calle.
    
    Tenía las rodillas juntas en una posición ladeada, y mis manos separaron sus rodillas, adentrando mis manos en sus muslos, la respuesta fue un gemido y su cuerpo se estremeció.
    
    Ella se dejó hacer mirando mis manos, que estas seguían separando sus piernas, su vulva quedó al descubierto. Mis manos con los dedos juntos recorrieron las ingles, ella tembló cerrando los ojos cuando mis dedos llegaron al monte de venus, se encogió levemente.
    
    - ¿Qué le dirás a Hermética? – Pregunté en un tono suave.
    
    - ¡No sé! ¡sigue no ...
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