1. (4) La alargada sombra de una desconocida


    Fecha: 29/11/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero carecen de todo, solo se ponen, y nada queda al final, sales de su vagina sin haber alcanzado algún valor, como dije, se ponen.
    
    - Sé que no me dices todo, lo detecto, y me gustaría que lo dijeras, no me importa que sea negativo, pero sé que te guardas algo.
    
    Su mirada seguía clavada en la mía, ese brillo húmedo parecía llegar al cerebro, y si, había una pregunta importante, por lo menos para mí, lo valoraba más que un polvo una serie de polvos, el abrazo.
    
    Tragué saliva, no sabía que eso podía notarse.
    
    - ¿Sabes abrazar?
    
    Su boca se abrió, pero no escapó sonido alguno, una o que fue siendo modificado por un ensayo de sonrisa. Las finas arrugas de la comisura de sus labios me dijo que sonreía a menudo, no como otras que no disponían de ellas.
    
    - Me gustaría que te explicaras, sé que no disponemos tiempo, e intuyo que ese abrazo requiere más cosas.
    
    - Así es, y no se trata de prueba alguna, no valoro belleza, ni clase ni nada, tan solo es el abrazo.
    
    Su cuerpo temblaba levemente y había juntado las piernas, entre sus pies se había formado un pequeño charco con bordes llenos de pequeñas burbujas, el gel.
    
    - Escúchame, tiemblo de placer, siento un calor especial, muy parecido a ese que dijiste que era una subida de nivel, me llenas de calor, me llega desde el interior de la vagina, ese lugar donde te derramaste, que aún sigo sintiéndole, ese calor tuyo que me llenó de gozo.
    
    - Sé de qué hablas, tú sabes de mujeres e intuyo que la prueba a la que nos ...
    ... sometes es de clase sublime, oculta, y no se encuentra en la parte donde se unen las piernas.
    
    - Dudo que lo sepas.
    
    - Vuelve a ese momento que bebí de tus axilas, que mi rostro quedó pegado a tu pecho, mi cabeza debajo de tu barbilla. Esos instantes fueron semejantes a una penetración, sentí casi lo mismo, aun estabas muy dentro de mí, respiraba tu transpiración, esa humedad que tu piel desprendía y era capaz de descifrar tu sentir, tu cuerpo me aceptaba y casi me hiciste llorar de gozo.
    
    Guardé silencio, supuse que sufría.
    
    - Sentí tu abrazo, nadie, nunca ningún hombre después de mal follarme me abrazaba, todo lo contrario, se apartaba, me había utilizado para meter y nada más, aunque hay mucha diferencia en todo.
    
    - Ninguno tuvo un honor que te concedí debido a lo me contó tu amiga. Ellos me follaban envueltos en plástico, solo a ti te lo he concedido, mi instinto me lo dijo, tus evasivas fueron más claves que mostraron que mis juicios de valor eran acertados, y lo que me hace llorar es tu respeto hacia mí, me hace sentir algo desconocido que no he terminado de comprender.
    
    - Debemos terminar de lavarnos.
    
    Decidí cortar su sufrimiento, empecé a sentir cierto desasosiego.
    
    - No he terminado, yo he sentido tus detalles, ese abrazo no era vulgar, me di cuenta que no se trataba de cubrir el expediente, tu mano cerrada en la parte alta del brazo, tenía una presión, la justa y estaba en armonía con la que hacía tu brazo pegándome a tu pecho, sentí algo desconocido de ...
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