1. Inflexion anal.


    Fecha: 04/12/2018, Categorías: Transexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... hasta que se hizo tarde y le dije que me estaba achispando más de la cuenta, tenía que conducir -¡osti tú!- y no estaría mal pensar en la retirada. Sin tomarlo a mal, se ofreció a acompañarme un rato y después de pagar yo las consumiciones, pero dejándome pasar por delante, para contemplarme el culo –supongo– salimos al exterior, y parados, respirando hondo, cuando nos despedíamos con un apretón largo de manos, él agarrando fuerte sin soltar la mía, acercando su cara, salpicándome con algún que otro perdigón, me dijo que estaba en deuda conmigo y quería corresponderme. Que no vivía lejos de allí y me invitaba, sin ningún tipo de compromiso, a la penúltima en su casa, escuchando música. Vehementemente, asumiendo el riesgo de la aventura que había salido a buscar, acepté la propuesta y nos fuimos paseando, tropezando a veces, riendo bajito de ello, por la calle regada de apestosas potas y meados.
    
    Cuando llegamos a su domicilio, en una vieja casona bastante destartalada, Hugo puso algo de luz tenue, música de radio y preparó las copas: dos gin-tónic, de ginebra barata, bastante cargados, dignos de un gran bebedor. Nos sentamos y hundimos en el mismo desvencijado sofá, lo cual nos acercó aún más y seguimos conversando y privando, y tras algún que otro roce para nada casual, cuando en la pausa entre dos canciones carraspeó el silencio, al fin se decidió y puso su mano caliente y sudorosa sobre mi rodilla desnuda que estaba junto a la suya, para luego subir jugueteando, sin ...
    ... disimulo, haciéndome descaradas cosquillas, hasta llegar y tantear, luego apretar fuerte mi abultado paquete. Y yo, sin resistirme, ni rechistar, le dejé hacer.
    
    - ¡Ufff, cómo me estás poniendo! – dijo escuetamente.
    
    Entonces, lanzándose a comerme una oreja, luego el cuello dándome pequeños piquitos, hasta alcanzar mi boca, uniendo nuestros labios húmedos de agua de fuego, nos dimos un beso largo, como jamás nadie se ha dado, entrelazando las lenguas -¡sedadas! Acto seguido subiéndome la camiseta, acariciándome el pecho, las tetillas, el ombligo y el vientre, - ¡etc..! - luego desabrochando hábilmente mi cinto y, una vez bajada la cremallera del pantalón, se abalanzó sobre mi verga que por la erección escapaba de mi pequeño slip y lucía descapullada, para tragarla con ansia.
    
    Después de un rato mamándola y jugando con ella, y no queriendo tan pronto venirme, me incorporé, le desabotoné yo también la camisa, que hasta entonces no me había dado cuenta de lo sucia que estaba, y como pude se la quité. Jadeando, le mordí delicadamente los pezones tiesos como piñones, mientras le bajaba los pantalones junto con los calzoncillos, para no llevarme ninguna sorpresa, descubriendo su peludo pubis que ensortijaba un polla grande, gorda y dura, ¡con delicioso olor a mar! Y la acerqué y llevé a mi boca, y le pasé la lengua despacio, varias veces por el capullo para limpiarlo, para que resplandeciese como una joya.
    
    - ¡Joder, qué crack, cómo la chupas de bien! – me dijo.
    
    Entonces, ...
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