Acogiendo a Hasim. Noche musical.
Fecha: 06/12/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... de ella lo deseaba y disfrutaba con esa nueva descarga y la hacía pensar que, en el fondo, no se habría resistido demasiado… que nunca se había resistido demasiado… y que en el fondo ella… en el fondo…
¡No!.
¡No, por favor!.
¡Por favor, no!.
Empezó a llorar con más fuerza, mientras su cuerpo ardía con una mezcla de placer y humillación por esta nueva descarga de lefa que Hasim estaba dejándola dentro de lo más profundo de su coño.
Un par de bofetadas cruzaron su cara de nuevo.
Sara dejó de llorar.
La lefa había dejado de brotar.
Hasim, sobre ella, la miraba con su sonrisa torcida y se incorporó, sacando su polla goteante del interior de la vagina de Sara.
- Tú ser mía, kafir. Tú saber. Yo saber. Pronto aceptar. Pero antes tener que castigar.
Con el coño lleno de lefa, desnuda e inmovilizada sobre su propia cama, babeando por culpa de la sucia pelota que tenía adherida a la boca, la adolescente sólo podía esperar mientras Hasim regresaba y la mirada de su madre, que estaba esperando también en una esquina y la miraba con algo que podía ser una mezcla de odio o envidia.
Cuando Hasim regresó, traía el móvil de Sara con los auriculares conectados.
- Ajaliba, comer kafir y luego venir cama –ordenó el inmigrante.
Eva se acercó al fondo de la cama y se inclinó sobre el caliente sexo de su hija.
Comenzó a chupar.
Lo empezó a lamer.
Lentamente al principio, pero poco a poco con más ganas.
Su instinto parecía crecer con el olor que ...
... desprendía el coño de su propia hija.
El coño impregnado de la lefa de Hasim.
Cada vez se aplicaba más… y más… y más…
Y Sara empezaba a sentirse más y más excitada de nuevo.
- Eres mía, kafir. Eres mía –repitió el falso refugiado-. Pronto saber. Pronto castigar. Pronto no tener dudas más. Tú ser mía. Ajaliba ser mía. Las dos mías. Aprender obedecer para ser feliz. Yo querer tú feliz. Las dos feliz. Las dos ser mías. Para siempre.
Y así se despidió, antes de ponerla los cascos en los oídos y dejar sonando una especie de mezcla entre rap y música árabe.
Era inaguantable.
No la gustaba.
Y a la vez se excitaba.
Por su madre.
Por la lengua de Eva.
No supo cuánto tiempo duró.
La música era lo único que llenaba todo el hueco, ahora que al irse Hasim había apagado las luces.
Sólo podía escuchar ese sonido mientras el placer la recorría en oleadas gracias a la habilidad de la lengua de su propia madre.
Y así llegó el orgasmo.
Un potente orgasmo la rompió de nuevo, dejándola derrotada.
Y su madre… o eso creía Sara, retiró la bola de su boca y la besó.
Sí, era Eva.
Lo sabía instintivamente.
La besó con pasión.
Metiendo su lengua dentro de la boca de Sara.
Y ella no pudo evitarlo.
Terminó devolviendo el beso con urgencia, ayudando con su propia lengua al intercambio de fluidos.
Se mezclaron las salivas.
Se mezcló el flujo del orgasmo de Sara.
Se mezcló los restos de lefa de la lengua de Eva.
Todo se mezcló en la ...