Dulce y amarga amistad (06)
Fecha: 07/12/2018,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
Historia de dos amigos: Jesús Alejando y Álvaro
Volvíamos a estar en la misma habitación donde los dejé tirados en el suelo, ahora dispuesto a disfrutar de este fornido macho, con la polla bien dura por su voluntad y excitación y no como en aquella ocasión.
Nos besamos y olvidé de momento mis propósitos para simplemente entregarme al delirio de sentir aquel magnifico cuerpo de macho semental, pasamos un buen rato besándonos, lamiéndonos, él más activo que yo. Improvisamos un sesenta y nueve donde me limité a chuparle la verga y los huevos, con devoción eso sí, y él iba a más contorsionándose para llegar con la boca a mi ano y comerme el culo de la manera más rica que sabía hacer.
Me apretaba las nalgas para abrirlas y dejar el camino listo para su lengua que me hacía jadear y pedirle que la metiera más, ya no me consolaba el cariño de su boca, necesitaba su verga, sentir un poco de dolor al ser penetrado de forma salvaje.
Y más o menos, también en esta ocasión era yo el que le pedía que me metiera la polla y me partiera en dos.
-No aguanto más, penétrame. –Preferiría que me hubiera cogido mirándole mientras me disfrutaba y verle contorsionarse la cara en gestos de placer, pero él era el macho y quien decidía como me deseaba follar. Quería montarme a lo animal, por la espalda y así sería.
-¿Quieres que te la de por el culito bebe? Pídemelo otra vez. –El ano me temblaba excitado en espera de verse traspasado por la dura verga que se apretaba contra ...
... él.
-Sí, dame por el culo, mete tu polla y muévete ya. –Pasé la mano entre mis piernas y le cogí la bolsa escrotal tirando de ella hasta casi arrancarle los huevos. Gimió y se apretó contra mis nalgas para que dejara de tirar de sus testículos.
-Ahí te va, luego no digas que soy un bruto. –Apretaba muy fuerte tirando de mis caderas con sus recias manos hasta que la cabeza de la verga entró en mi ano. Le tuve que soltar los huevos para sujetarme en la cama con las dos manos y evitar que me tirara.
Solté un grito de dolor por la rápida metida pero ahora Román no paró hasta que toda la polla la tuvo en mi recto. Allí sí que paró, más para recuperarse del esfuerzo que para que mi culo se hiciera al invasor.
Resultó solo un momento donde se apoyó sobre mi espalda dejándome sentir su peso y el calor que desprendía. Gocé de ese momento de total sumisión, sintiendo al hombre que dominaba mi cuerpo haciéndome sentir los pelos del su pecho sobre mi espalda y los acolchados de su pubis en las nalgas.
Román me follaba lentamente con largas y profundas estocadas, tocándome puntos en lo profundo de mi culo que me hacían suspirar de gusto. Me sentía follado por todo un hombre, un macho joven y potente con una verga ajustada a mi culo para gozar de ella.
Luego decidió cambiar de postura y sin sacar el pene me dio la vuelta como yo quería desde el principio, tener las manos libres para poderle tocar sus fuertes brazos y acariciar sus pectorales cuadrados metiendo los dedos entre el ...