1. Dulce y amarga amistad (06)


    Fecha: 07/12/2018, Categorías: Bisexuales Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... antes hacía si había otras personas presentes. Además papá me había dicho que no volviera a montarme sobre él, no le gustaba verme jugar de esa manera con mi tío. Había momentos en que estábamos solos y entonces sí que lo hacía, la verdad es que me cogía debido a mi insistencia, y sin saber el motivo buscaba con mi culito el misterioso bulto que primero no existía y después iba apareciendo, naciendo de la nada.
    
    Todo resultaba inocente, yo no sabía lo que hacía. A pesar de no haber cumplido ocho años me dejaba guiar por mi instinto y no había malicia alguna en mis actos, hacía simplemente lo que me gustaba, estar sentado en ese bulto del que me llegaba el calor hasta pasar las telas y sentirlo en el culito, acariciarle su duro bigote y sus gruesos labios rojos resaltando en la piel oscura y siempre bien afeitada.
    
    Una vez estábamos en su inmensa casa, en el jardín jugando sobre la hierba y no recuerdo el motivo de que nos encontráramos solos. Él tumbado de espaldas y yo montado sobre su vientre cabalgándolo, de repente sentí la dureza en mi culito, ahora no llevaba pantalón y mi curiosidad me llevó a pasar la mano por detrás de mis nalgas y sentir una barra dura apretando entre mis muslitos.
    
    Mi tío se movía subiendo la pelvis, apretando muy fuerte el bulto hasta meterse marcando el terreno de mi culito, y a pesar de estar las telas de los bañadores, yo sentía muy rico ese roce y deseaba que la cabalgada no tuviera fin. Me abrazó mi pequeña figura y comenzó a temblar ...
    ... muy fuerte mientras me besaba la cara y los labios. Fue la primera vez que sentí su duro bigote raspar la fina piel de mi boca y su caliente lengua intentar entrar en ella empujando en mis dientes.
    
    Se levantó repentinamente y marchó deprisa hacía la casa, me pareció extraña la mancha que tenía en el bañador en la parte delantera y el bulto que estiraba la tela, también en mi culito sentía una ligera humedad. No le di importancia y me metí en el agua a jugar hasta que apareció con otro bañador diferente. En mi inocencia pensé que se había hecho pipí y fue a cambiarse.
    
    Aquello no se volvió a repetir aunque me había gustado, mucho. Ahora intentaba evitar estar conmigo hasta cuando estábamos solos. Nunca abusó de mí o yo no me sentí abusado en ningún momento.
    
    Fue entonces cuando debió de surgir algún problema entre mis tíos, dejé de verle unos meses, cuando la tía venía a nuestra casa lo hacía sola y algunas veces la veía llorar abrazada a mamá. Cuando íbamos a la suya nunca estaba y, sin saber el por qué, no pregunté nunca por él, intuía que no debía hacerlo.
    
    Unos meses más tarde volvió a aparecer de nuevo, la tía empezó a reír y a estar contenta, ya no lloraba, me alegró muchísimo pero ya era diferente, su trato no era tan cercano aunque seguía haciéndome regalos y me besaba lo justo, ahora como cualquiera de mis otros tíos. Sentí que debía alejarme y entonces sucedió, apareció de la nada, pero como si los demás supieran de su existencia menos yo.
    
    Celebrábamos mi ...
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