Reemplazando a mi padre
Fecha: 08/12/2018,
Categorías:
Transexuales
Autor: Djavan, Fuente: CuentoRelatos
Hijo de un padre autoritario, desde muy chico conocí lo que era el trabajo duro. El mayor de cuatro hermanos me llevó hacer el brazo derecho de mi padre. Me levantaba al alba y junto a él recorría sus campos atendiendo supervisando que todo el trabajo se hiciera bien. Mi padre era un hombre muy alto, de mirada seria al igual que su personalidad. Con un aire de militar, muy pocas veces se reía y su voz era una orden que nadie dejaba de ejecutar.
Por lo mismo, mi madre siempre fue una mujer muy sumisa, de voz muy suave, y que pasaba muy desapercibida. Cualquier persona que llegaba a nuestra casa dudaría si ella la dueña de casa o solo una empleada.
Conocí y trabajé en todos los trabajos que se pudiesen presentar. Sembré y coseché como un peón más, ordeñé vacas, corte leña, fabriqué acequias, levanté muros de piedra a todo sol. Nadie pudo decir nunca que fui el hijito del patrón, ni que se me dio la vida fácil.
Al tener 18 años, la vida me preparó un gran desafío. La súbita muerte de mi padre, me dejó como el pilar de la familia. De un principio tome este nuevo rol, siguiendo la misma línea de mi padre. Mi personalidad al igual que la de él, era muy fuerte, mis hermanos y hermanas mayores me respetaban al igual que si yo fuera su padre.
Me sorprendió la cantidad de millones que mi padre tenía en sus cuentas de ahorro. No vivíamos mal, sin embargo, nunca tuvimos lujos. La camioneta de mi padre era buena, pero no de última moda, no salíamos de vacaciones ...
... etc.
Muchos meses después del fallecimiento de mi padre, tuvimos que viajar a la ciudad con mi madre a hacer algunos trámites. Ella se vistió muy elegante para ir a la ciudad. Sin embargo, cuando llegamos, me di cuenta como andaban vestidas las mujeres de la ciudad y como andaba mi madre.
Luego de hacer los trámites, nos fuimos a almorzar. Le dije que pasaríamos por alguna tienda, para que se comprara ropa. Ella no quería, sin embargo, no me contradijo.
Entramos a una tienda grande y con la ayuda de una vendedora, le compré varios vestidos, blusas, zapatos, en fin. Me costó un poco que se decidiera a usar vestidos más ajustados o escotes, pero al fin me salí con la mía y se fue al probador.
Le ordené que tenía que salir, para ver cómo se veía. Ella no quería, pero con mucha vergüenza salió y realmente quedé sorprendido, con un vestido ajustado, corto por sobre la rodilla. Mi madre tenía una muy hermosa figura, oculta siempre por sus anchos vestidos. Le pase que se probara otro vestido, tampoco quería salir, porque según ella era demasiado escandaloso. La vendedora se reía a mi lado. Nuevamente quedé sorprendido, al ver que sale con otro vestido, pero a diferencia del otro, este era mucho más escotado aún.
La vendedora le dijo que le quedaba muy bien, pero que ese se usaba con otro tipo de sostén. Mi madre se ruborizó, cuando yo le pedí a la vendedora que le trajera algunos para probárselos. Mi madre me decía que estas cosas eran muy caras y que ella se sentía más cómoda con ...