1. Me echaron la bronca ... y algo más


    Fecha: 08/12/2018, Categorías: Anal Autor: Offelia, Fuente: CuentoRelatos

    Tenía (y aún tengo, a pesar de todo) pareja, estoy enamorada, pero no puedo evitar fijarme en otros hombres. Y es que, como se suele decir, me gustan más los hombres que a un tonto un lápiz. Ha sido así desde que tengo uso de razón y va a ser así toda la vida. Me temo que no aprendo.
    
    Trabajo como informática, en una oficina. En mi departamento son todo hombres, casados y con hijos (la única mujer es la jefa, con la que tenemos poco trato), con todos me llevo bastantes años, y aunque no me gusta ninguno de ellos especialmente, no puedo evitar pensar algunas veces en ellos en situaciones sexuales. Observo cómo se sientan, cómo mueven las manos, cómo hablan, y me imagino las caras que pondrán cuando estén follando, las guarradas que dirán a sus parejas, qué es lo que les excita, cómo se tocan la polla cuando están cachondos, etc. No puedo evitar pensarlo de casi todos los hombres que conozco, tanto si me gustan como si no.
    
    Un día me llamó la jefa para decirme que había una reunión especial a última hora. Me fastidió, pero fui, qué remedio. Me llevé una sorpresa cuando vi que estaban todos mis compañeros, nadie me había comentado nada. Les noté algo raro, solo murmuraron un saludo. Parecían preocupados. Entonces apareció la jefa, seca y enfadada, como siempre. Pensé que nos iba a caer una bronca monumental. Nos sentamos todos alrededor de la mesa enorme.
    
    —¿Ya estamos todos? Bueno, me habéis pedido que convoque esta reunión para tratar un tema que os preocupa, creo que ...
    ... lo mejor que podéis hacer es tratar el tema directamente vosotros".
    
    Vi que todos estaban nerviosos y que nadie decía una palabra. Yo no entendía de qué iba la cosa.
    
    —¿Ahora os vais a echar atrás? Pues entonces, empiezo yo. Ofelia, en realidad estamos aquí porque tus compañeros tienen algunas quejas sobre ti. Dicen que no les dejas hacer su trabajo tranquilamente. Que no pueden trabajar contigo, que no se pueden concentrar, que les excitas.
    
    Me quedé de piedra. ¡Pero si yo no hacía nada! No soy una chica 10, en el sentido de que estoy rellenita, pero tengo unos pechos enormes y soy bastante guapa, Lo que pasa es que soy la única mujer que ven (la jefa no cuenta, es la típica tía como un sarmiento, cincuentona, seca y desagradable). No me podía creer lo que estaba oyendo. Nuestra relación era muy cordial, no había notado nada... Alguna vez sí había notado miradas sobre mis pechos, pero me parecía algo natural... Me quedé de piedra, vaya.
    
    —Sí, Ofelia, lo siento— dijo Alfredo, uno de mis compañeros más cercanos—. No me puedo creer que no lo hayas notado. ¡Pero si estamos empalmados todo el día!
    
    —Yo no puedo seguir así, con este dolor de huevos todos los días— añadió Santiago, otro de mis compañeros—. De verdad, no lo soporto más.
    
    —Alguna vez me he tenido que ir a masturbar al baño, para poder bajar la calentura. Joder, Ofelia, no me digas que no te das cuenta, si estás todo el día de arriba a abajo con esas tetas... es que no es normal.
    
    —Eso lo puedo confirmar ...
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