1. Me echaron la bronca ... y algo más


    Fecha: 08/12/2018, Categorías: Anal Autor: Offelia, Fuente: CuentoRelatos

    ... comprobar si eso se le estaba permitido. Mi jefa no dijo nada, así que siguió tanteando, me pasó los huevos por los labios, estiré la lengua, no puede evitarlo, y se rieron, llamándome cerda. Me la metió en la boca, de golpe, como un desesperado. La tragué con gusto, porque estaba deseando tocar alguna de esas pollas tiesas, pero en cuanto la introdujo en mi garganta, se corrió al instante. Se puso a gemir como loco, me echó una buena lechada en la boca. Intenté tragarlo todo, pero me pilló desprevenida, se me caía por la cara.
    
    —Mira, Paco se le ha corrido en la boca, mira cómo le gusta a la muy guarra. Mámamela a mí ahora, cacho puta.
    
    Ni siquiera sé quién lo dijo. Abrí la boca y chupé otra polla, dura y caliente, también se corrió en seguida, tragué el torrente de semen con gusto, se me fueron las manos al chocho, sin querer, necesitaba frotármelo como una loca. Pero la jefa estaba muy pendiente, me cogió las manos y las apartó.
    
    —Quietecita. Ahora te toca mamar.
    
    Seguí mamando como una desesperada, sentí una corrida en las tetas, otra sobre mis bragas. Me caía la lefa de mis compañeros por la cara, por el pelo, sobre los ojos, no podía abrirlos, en ese momento eyaculó otro en mi boca, ...
    ... tragué todo lo que pude, pero me seguía chorreando por la cara. No sé cuántas manos había sobre mí, sobándome las tetas, sujetándome la cabeza para que les chupara. Cada vez que sentía un chorro caliente de su leche, me retorcía de placer. Me decían las ganas que me tenían, lo cerda que les parecía, la cara de mamona que me habían visto siempre.
    
    Me restregué los ojos, y vi que se iban marchando. Me dejaron sobre la mesa, con la falda levantada, con las tetas fuera del sujetador, completamente cubierta de la lefa de todos. La jefa se apiadó de mí, me apartó las bragas, cubiertas de esperma, y me lamió el chocho como una perra, dando fuertes lengüetazos, gimiendo del gusto que le daba lamerme. Yo me acariciaba las tetas mientras, estaban resbaladizas, viscosas, llenas de leche, me moría de placer. Ella siguió lamiéndome sin parar, se desabrochó el pantalón y se metió la mano por debajo de las bragas, empezó a frotarse rápidamente mientras me comía el chocho. Nos corrimos en seguida, llamándonos "puta" la una a la otra.
    
    —Ahora estamos en paz— dijo, recobrando la compostura—. Ya sabes lo que pasa cuando se va provocando por ahí. Que te sirva de lección.
    
    No sé si me va a servir de lección... 
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