la novia - Relatos Eróticos

la novia

... sniff, muchas gracias, sniff 

Valeria respiro aliviada, a pesar de todo aquel tormento sufrido, había conseguido conservar su castidad, ahora solo era cuestión de tiempo en lo que terminaba aquella tortura, Toño miro a su vagina y a su ano, tenía ambos a su completa disposición, él dirigio su pene y se lo enterró sin piedad en uno de sus orificios, causándole un desgarrador dolor, un hilo de sangre comenzó a salir de ella, su himen estaba completamente roto, aquel pene lo destrozo sin piedad, estaba por completo dentro de ella, su estrecha vagina trataba de acostumbrarse a las dimensiones de aquel cuerpo extraño en su interior, en un intento desesperado trataba de liberarse, los cinchos provocaron un par de cortes en sus muñecas, gritaba desesperada por liberarse, la tomo del cabello y la jalo, le dijo que mirara a su esposo inconsciente mientras el comenzaba a moverse, el dolor era insoportable, Valeria lloraba impotente, mientras era penetrada con fuerza, ella no quiso abrir los ojos para ver a su esposo, estaba siendo humillada de la peor manera en toda su vida, era violada frente a su amado y nadie podía ayudarla, él se reía de su desgracia y eso la llenaba de rabia, por su parte él estaba muy contento, por fin cumplía su sueño de estar cogiendo a Valeria, la penetraba con la mayor rudeza para demostrarle que él era su verdadero dueño, gozaba de aquella hazaña pues ella fue tan altanera y engreída, pero justamente ahora la estaba penetrando con su pene, ella ...

... lloraba, ya no intentaba liberarse pues era imposible, tan solo deseaba que aquello terminara pronto, sin ninguna piedad el seguía violándola, su pene manchado de sangre entraba y salía sin parar de su adolorida vagina, las burlas de Toño le pegaban en el alma, en ese momento se sentía la mujer más sucia del mundo, estaba siendo tratada peor que una puta, su cuerpo era utilizado para satisfacer los más bajos deseos de aquella bestia, sentía mucho dolor por estar amarrada y también por estar recibiendo fuertes nalgadas, le gustaba causarle el mayor sufrimiento posible, con cada muestra de dolor ella podía sentir como él se excitaba más, esta tortura se extendió muchos minutos, los cuales parecieron una eternidad, su vagina le dolía, sentía muchísimo ardor en cada penetración, solo podía pedir que ya se terminara aquella humillación

Valeria: sniff, p, p, por, por favor, te lo ¡ah! te lo ruego, ya termina esto, ay no, ay sniff sniff ya no pu… puedo mas sniff sniff
Antonio: jajajajajajajaja la altanera Valeria rogándome, quien lo creería, completamente humillada y a mis pies, te lo dije un día y no me creíste, tú ibas a ser mía
Valeria: sniff, ya conseguiste lo que deseabas, sniff, ahora ya déjame por favor, sniff, ya no tengo nada de tu interés, sniff
Antonio: eso crees tú, todavía me queda algo por reclamar de ti
La respuesta a esa pregunta no le iba a gustar nada a Valeria, pues Antonio saco su miembro de su adolorida vagina, tan solo para ponerlo en la entrada de su ano y ...