1. HICE QUE MI MADRE CUMPLIERA MIS FANTASIAS 2DA PARTE


    Fecha: 13/12/2018, Categorías: Incesto Autor: voyeur34, Fuente: SexoSinTabues

    ... Me consuela que tu si me valores. Y que tú disfrutes de mi belleza. Y de otras cosas. me dije. Tú también me consuelas mamita. Y vaya que lo hacía. Además, esa noche, sin saberlo, me iba a dar otro regalito. O ese era el plan. En fin. Salimos en su auto, ella conducía. Pusimos el GPS y mientras nos dirigíamos al lugar, ella platicaba de su trabajo y yo de mi escuela, y la observaba de perfil, sus tetas hermosas casi me hablaban, sus piernas no tan torneadas pero si gruesas y bien formadas como de hembra maternal, me hablaban en un idioma que me incitaba a apretarlas, a tenerlas en mis manos como un trofeo, me ponían la verga al cien-to cincuenta, porque el cien ya lo llevaba. Y mas cuando abría un poco las piernas para operar los pedales. Al conducir su auto, su vestido se había subido un poco, casi a la altura de su pelvis, por eso sus muslos desnudos se mostraban sin pudor, si me inclinaba hubiera podido ver sus ricas bragas de calienta vergas, pero no quise, decidí dejarlo a la imaginación, eso me daba más morbo y me alentaba más aquel sentimiento de cachondez y de excitación que sentía recorriéndome todo el cuerpo. Es decir la tenía ahí para mí, para retardar lo que quisiera ese proceso de descubrimiento y de disfrute de su cuerpo y su cachonda forma de ser. Llegamos al bar y desde que descendió de su auto causó la admiración de muchos hombres, comenzando por el valet parking que lo primero que atinó a hacer fue observar sus lindas piernas. —Buenas. noches, bienvenida ...
    ... —dijo el chofer, babeando. Buenísimas, a poco no, pensé yo. —Gracias. Luego en la recepción al invocar la reserva varios se la devoraban con la mirada. Quietos perros. pensé. Es mía. Sólo mía. Y en ese instante reflexioné que por naturaleza, todo hombre tiene dentro de sí ese sentimiento de pertenencia de su hembra, o sus hembras, como si ese sentimiento nos diera mas placer, como para hacer lo que queramos con lo que es nuestro y disfrutar de ello solo nosotros. Y también pensé que toda mujer lleva dentro de sí a una puta caliente. Aunque lo nieguen por pudor o por orgullo. Y solo lo aceptan y lo dicen cuando las tienen bien ensartadas, con toda la verga hasta los huevos, pidiendo más, viniéndose como locas y lubricando como perras para que les sigan dando reata. Mi madre no era la excepción. Siento que disfrutaba que la morbosearan con los ojos, como si hubieran querido poner a cuatro patas, ahí mismo y dejársela caer hasta el tronco para que les ordeñara toda la leche. Yo también quería para ser honestos. A los hombres nos gusta emputecerlas, pensar en ellas, cuando estamos calientes, como si fueran nuestro objeto de satisfacción sexual, nuestras putas particulares. —Mesa para dos ¿verdad? —Preferimos barra, si se puede —me adelanté en pedir. El hostess aceptó de inmediato. —Siganme. Lo seguimos hasta la barra y nos dejó instalados. Era un bar de buen nivel, agradable y de ambiente sin llegar a ser vulgarson. —Lindo lugar, hijo. ¿Te lo recomendaron? —Sí ma, un amigo. —Buen ...
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