1. Relatos eróticos esposos cómplices cap 132


    Fecha: 13/11/2024, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Chacri, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... darnos un polvo juntos, ella sus tres orgasmos y yo mi polvo.
    
    Al quinto mes aceptó las estocadas finales, qué a mí me alocan y yá extrañaba.
    
    Puedo decir qué a partir de ése momento, yá éramos un verdadero matrimonio, yo trabajaba en un ministerio gracias a la contabilidad qué estudié en el instituto y ella hacía tortas y pasteles a pedido.
    
    A los 2 años salió embarazada y cómo siempre sucede, al marido lo dejan de lado. Ése fué nuestra primera discusión, en la qué intervino mi suegra, diciéndo qué ella vería al bebé para qué nosotros podamos salir a dar una vuelta.
    
    A los 7 años murió mi suegro en un accidente automovilístico, teniendo qué vender ésa casa, por los recuerdos que deprimen a la señora.
    
    Volvimos a comenzar en un nuevo domicilio y a pesar de qué mi señora siempre sufría con mi verga, había momentos en qué nos aburriamos de nosotros mismos.
    
    Vimos diversas formas de mantener la llama del amor encendida, yéndo a los cines porno, viéndo revistas y leyéndo relatos eróticos en dónde aprendimos mucho, con todos los relatos leídos.
    
    Compramos consoladores pero a diferencia de la mayoría, ella quería más chicos y más delgados qué mi verga.
    
    Antes de éso probamos con plátanos, zanahorias, pepinos y hasta con el palo de la cabecera de la cama.
    
    A veces me sorprendia del cambio que había dado mi mujer, de lo santita qué se le veía antes a ahora qué cuándo está arrecha se puede meter hasta el palo de amasar papas.
    
    Así fuimos descubriendo nuevas formas ...
    ... de excitarnos y a hacer más placentera nuestra vida.
    
    Lo qué nunca hicimos, pero sí queríamos probar, era qué ella me aguante por el culo pero dijo qué no podría y ella quería qué yo le meta mi lengua en su concha y en su culo, pero a mí me daba náuseas. 
    
    Estábamos muy cerca de buscar a un tercero para la cama, por qué decía qué el consolador no la llenaba, pero ambos teníamos temor y una pizca de moral qué nos lo impedía.
    
    Un día la rete, para qué pruebe al perro y no quería, por qué dijo qué era de su hijo.
    
    Hasta qué en una noche qué regresamos mareados de una reunión, en qué la habían sobado mucho, por haber sido a media luz, encontramos al perro en nuestro cuarto con la verga parada y mirándome cómo pidiéndome permiso, se desnudó y acariciando al perro, metío su mano por debajo, acariciando su verga qué le crecía cada vez más.
    
    Después de acariciarlo por un rato, mi mujer me volvió  a mirar, metiendo toda la verga a su boca, mientras yo arrecho, no me aguanté empezando a pajearme.
    
    Cansada dejó al perro y echándose en la cama me jaló, queriéndo darme un beso qué yo rehuí y ella insistió, teníendo qué corresponder, mientras el perro la golpeaba con su verga parada por todo su cuerpo, queriendo más.
    
    Yo : Amor, lo vas a dejar así?
    
    Nora : A quién ?
    
    Yo : Al perro.
    
    Nora : Tú quieres qué el perro me caché ?
    
    Yo : Sí mi amor.
    
    Nora : Pero después tú me cachas.
    
    Yo ; Sí mi amor.
    
    Nora ; Cómo hago ?
    
    Yo  : Arrodíllate en el suelo, paras el culo y ...
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