Todo por culpa de una borrachera
Fecha: 18/11/2024,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: Alberto, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Mi esposa y yo, somos de una pequeña comunidad en el estado de Michoacán. Éramos un grupo de 8 chiquillos, cinco hombres y tres mujeres que nos criamos juntos. Íbamos a la misma escuela, jugábamos e íbamos a nadar a un río cercano siempre juntos.
Al paso de los años, poco a poco nos fuimos dispersando y solo quedamos cinco: Elena, Josefina, Miguel, Javier y yo. Miguel era el mayor de todos, me llevaba dos años y yo le llevaba dos años a Javier y Elena; Josefina era de mi edad. El caso es que Elena y yo nos llevamos muy bien, tanto que decían que parecíamos novios y aunque no lo éramos, una tarde nos comimos la torta antes del recreo. Fueron cuatro las veces que tuvimos sexo y para mí era fonomenal y no pensé en las consecuencias. Pero Elena comenzó a sentir remordimientos y le confesó el asunto a su madre y ésto desató un problema; yo acababa de cumplir mis 18 años y Elena 16.
En éstas comunidades, sobre todo en esos años (primeros 90,s) la gente no se andaba con miramientos. Pronto, los padres de Elena hablaron con los míos y nos llevaron a casar. Entre los testigos de boda estuvieron Miguel y Josefina, amigos de la niñez.
Dos años después Miguel se fue a Estados Unidos, Josefina también se casó y a Javier le perdí la pista así como a los otros.
Elena y yo nos fuimos a vivir a una ciudad cercana por motivos de mi trabajo y nos desconectamos del pueblo.
Teníamos ya seis años de casados, Elena ya con 22 años y yo 24 cuando nos avisaron que la madre de Miguel había ...
... muerto, así que fuimos al pueblo al funeral y ahí volvimos a ver a Miguel. El era tan amigo de Elena como mío y le teníamos muchísima confianza y cariño así que lo invitamos a visitarnos allá en la ciudad. El prometió ir el sábado siguiente, ya que solo estaría dos meses y volvería a los Estados Unidos.
El siguiente sábado llegó a casa por nosotros y nos invitó a comer y tomarnos unas copas ya que se sentía dolido por la perdida de su madre. Cabe señalar que ni Elena ni yo tomábamos, si acaso una cerveza muy ocasionalmente, pero aceptamos la invitación de Miguel.
Fuimos a un restaurante bar al otro extremo de la ciudad, comimos y nos tomamos unas tres copas procurando animar a Miguel y poco a poco nos fuimos relajando los tres a causa de la bebida.
Era tiempo de lluvia y el clima estaba fresco y lluvioso, así que nos cayó bien la bebida y nos tomamos otras dos copas cada uno; a Elena se le empezaron a notar los efectos y yo también me sentía ya tomado y aprovechando que comenzó a lloviznar le dije a Miguel que ya nos fuéramos para evitar la lluvia. Tomamos un taxi y ya en el camino a Miguel se le ocurre comprar más bebida para tomar en la casa, así que nos bajamos del taxi en una licorería a dos cuadras de la casa, de ahí nos iríamos caminando.
Estábamos dentro de la licorería cuando comenzó a llover más fuerte, esperamos unos minutos para ver si aminoraba la lluvia, pero todo lo contrario, comenzó a llover más fuerte, así que nos fuimos cubriendonos en las pestañas de las ...