Todo por culpa de una borrachera - Relatos Eróticos

Todo por culpa de una borrachera

... casas, pero el último tramo tuvimos que correr al no haber en que cubrirnos y llegamos empapados pero riéndonos por el incidente.
Aquí es donde viene la situación inesperada, lo que no entiendo cómo se dió. Le ofrecí ropa a Miguel para que se cambiara, pero solo me aceptó una sudadera con cierre al frente y se dejó el pantalón. Yo me puse un pantalón deportivo y también una sudadera. Elena se quitó su vestido para ponerse una bata gruesa por el frío que estaba haciendo. Pero lo que me sorprendió es que en ningún momento trato de cubrirse de Miguel sino que se desnudo quedando en ropa interior delante de él para ponerse la bata y solo se volteo de espalda para sacarse la pantaleta y el brasier que también estaban mojados; se quedó solo envuelta con la bata anudada en la cintura.
Ésto me desconcertó mucho y no supe que decir ni como reaccionar. Es que es cierto que había muchísima confianza con Miguel y muchas veces nos vimos desnudos pero fue durante la infancia y aún en la pubertad. Pero ahora era diferente, ya Elena era mi esposa y yo esperaba de ella respeto, pero se desnudo con la mayor naturalidad del mundo y Miguel permaneció indiferente y pareció no verla. Así que no dije nada ni les di a notar mi desagrado.
Aunque la mojada con la lluvia nos despejó un poco, pronto sentí otra vez los efectos del vino y Elena ya estaba bastante embriagada. Solo Miguel se veía más controlado. Estuvimos platicando y escuchando música a un volumen bajo para poder conversar con libertad ...

... y se nos fue el tiempo. Estaba ya oscureciendo y la lluvia no se quitaba y Miguel tenía que irse, así que pedimos un taxi por teléfono, pero no nos contestaban en ningún sitio de taxis. Ya estábamos bastante tomados pero seguíamos bebiendo, hasta que de pronto ocurrió un relámpago muy fuerte y se fue la energía eléctrica, nos quedamos a oscuras.
Busque una lámpara de baterías y con esa nos estuvimos iluminando, hasta que las baterías se comenzaron a agotar. Ante esa situación, Elena dice que mejor hay que irnos a dormir e invitamos a Miguel a quedarse. El dilema es ahora: ¿Dónde va a dormir Miguel? Le ofrecimos la sala, pero ya sin luz no había forma de buscar algún cobertor para que se cobijara, y la verdad es que estábamos tan ebrios que ninguno pensaba con claridad, así que la única ocurrencia que se me vino a la mente fue-- "La cama es muy grande, ahí cabemos los tres, total, una noche como quiera la pasamos".
Miguel contesta -- "Por mi no hay problema, hago de cuenta que duermo al lado de mi hermana".
Elena por su parte se mostró indiferente; casi a tientas nos fuimos a la habitación, la lámpara ya casi no iluminaba nada, nos acomodamos Elena en medio, Miguel a su izquierda y yo a la derecha; todos con ropa. Aunque estaba muy ebrio, tuve la pequeña lucidez para decirles que se colocaran espalda con espalda. "Le cae al que se voltie" --les dije riendo.
Todo lo veíamos como un juego, los tres estábamos demasiado tomados y ninguno pensaba. Al estarnos acomodando, Elena ...