Relatos eróticos esposos cómplices cap 149 - Relatos Eróticos

Relatos eróticos esposos cómplices cap 149

HERMANA SACRIFICADA

Hola amigos, me llamo Irene y tengo 30 años, tez blanca, ojos negros, pelo largo negro
1.50 de altura, con 3ro de primaria, bonito cuerpo pero bien recorrido.

Casada con Pepe de 60 años taxista, tez trigueña, 1.65 de altura y gordito, pero es un alma de Dios y lo quiero mucho por qué me ha sabido comprender.

Tenemos 2 hijos, de 8 y 6 años y formamos una familia muy feliz. Yo doy servicios sexuales a domicilio y mi esposo me moviliza, logrando conseguir el ingreso mensual que necesitamos para vivir sin necesidades.

Mi relato se remonta a unos años atrás, en qué aún vivía con mis padres y mis hermanos en un barrio muy pobre. 

Mis padres eran chatarreros y alcohólicos y a veces por tomar, nos dejaban sin comer a los 5 hermanos. 3 hombres mayores, yo la 4ta y mi hermana la 5ta mujer. 

Yo era la más despierta de todos y prácticamente la líder, haciéndome cargo de todo.

Les narro lo qué tenía que hacer por comida cuando mis hermanos tenían hambre.

A veces me iba dónde mi tío Manuel y para escucharme, me sentaba en su regazo dándome empujones con el bulto que tenía entre sus piernas y con sus manos me acariciaba todo el cuerpo.
Cuando terminaba de contarle me bajaba, dándome dos viandas con comida, para consumirlo con mis hermanos.

Otras veces me iba dónde mi tío Miguel y mientras me escuchaba, le gustaba qué le vaya sobando su bulto por encima del pantalón y terminando me entregaba una vianda para comer con mis hermanos.

A veces ...

... nos invitaba la vecina Gloria y todos en la mesa almorzamos, pero su esposo cuando pasaba nos rozaba con su bulto a mi hermanita y a mi, pero como ella aún no sabía de ésas cosas, no le tomaba importancia, pero mis hermanos estaban furiosos, teniendo qué calmarlos con señas.

Había otra vecina que era viuda y no teníamos ésos problemas cuando nos invitaba a almorzar.

En otras oportunidades pedíamos limosna y a veces alcanzaba sólo para galletas con agua.

Era tal el deploro familiar, qué a veces llegaban mis papás y nos quitaban la comida que habíamos conseguido, peleando con ellos con mucha furia.

En una de ésas oportunidades que pedía limosna, un señor mayor calvo me pidió qué subiera y con algo de temor lo hice, pero estaba con hambre y se le veía bueno y me hablaba muy bonito.

Señor : Escúchame, sí tú eres buena conmigo y me haces caso te doy una buena propina.

Yo : Está bien señor, dígame qué debo hacer ?

Señor : Pero júrame que no le vas a contar a nadie.

Yo : Si señor se lo juro.

El señor sacando su verga gorda, colorada, dura con una cabeza gruesa y un gran hueco al centro.

Señor : Tú sabes qué es ésto ,
Yo : Si señor, su verga.

Señor : Yá has visto otras ?

Yo : Si de los borrachitos que orinan por mi casa.

Señor : Nunca has agarrado una de éstas ?

Yo : No señor.

Señor : El favor que te pido es que me la chupes con tu boca, hasta que salga mi leche, si te la tragas te doy 100 si no te doy sólo 50.

Nunca había visto éso, ...