Oh Susana, mi hermosa madre - Relatos Eróticos

Oh Susana, mi hermosa madre

Oh Susana….mi hermosa madre
Hola, como están. Veo que esta cuenta si bien tiene muchos relatos eróticos muy buenos, veo que además de poder todos jugar con nuestras fantasías tambien hay una especie de confesionario, donde mucha gente narra lo que efectivamente ha vivido. A la ficción y a la fantasía que todos tenemos también debemos sumar las cosas reales que nos pasan. Y hablo de las cosas que nos pasan sexualmente como parte de la vida cotidiana.
Como esto es un tema que no da para hablarlo con nadie por más amigo que sea, ni siquiera con un psicólogo, utilizo esta plataforma para contarles una historia real. Mi nombre es Franco (mi segundo nombre, el primero no lo diré) y tengo desde hace dos años relaciones sexuales bastante frecuentes con mi madre. Digamos que  dos o tres veces por semana tengo sexo con ella. Una vez, bastante liviano, normal, nada del otro mundo. Y una vez, si, bastante profundo. Por lo general, los viernes o sábados a la noche hacemos una sesión de sexo completa con todos los lujos. No nos privamos de nada. 
Debo aclarar que en la vida cotidiana ambos nos comportamos normalmente. Ambos trabajamos en nuestros oficios (ella es empleada pública, yo me recibí hace un año de contador y administro algunas pymes) y solemos tener nuestras amistades. Hace cuatro años que yo rompí un noviazgo que no funcionaba y mi madre, Susana (ese es su segundo nombre, porque el primero empieza con L) nunca fue afortunada en el amor. Me tuvo a sus veinte años. Quedó ...

... embarazada de un tipo que se borró al toque. Intentó tener un par de relaciones, pero al poco tiempo terminaban mal, dañando mucho su espíritu y sentido del humor. Mi madre si bien es sociable y bastante simpática es en la intimidad, una mujer muy triste y solitaria. 
Sin embargo, me crió con esfuerzo, trabajando duro y me procuró estudios. Yo trabajé desde antes de terminar la secundaria en la carpintería de un vecino como ayudante, haciendo tareas en general, desde administrativas y comerciales hasta manuales. Con esos pocos pesos que obtenía mas el esfuerzo de Susana pude terminar de estudiar y el año pasado me gradué de contador público. Tenía 25 años, ahora tengo 26. Mi primer cliente fue la propia carpintería a la que ya le llevaba los números y también un par de comerciantes del barrio me dieron confianza para manejar sus cuentas, como el señor de la heladería cercana a casa y luego una pinturería-ferretería de un primo de mi mamá. Hoy día puedo decir que llevo ya casi una docena de firmas en mi estudio, siendo el más importante un campo de la provincia de Santa Fe que lo co-administro con un abogado amigo y una empresa familiar de un pariente de mi madrina, que cuenta con tres estaciones de servicio de combustibles en la provincia de Buenos Aires. Por lo que podría decirse que somos bastante normales. Trabajamos, la gente nos respeta, nos da confianza laboral y patrimonial y sobrevivimos en este duro mundo.
Más allá de que mamá se reúne con su hermana a veces y conserva ...