1. ¡VOLVER A LOS 17! 3


    Fecha: 14/03/2025, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... estar ya… en la cama! Es un clásico. Las pequeñas sonríen casi siempre, cuando una pija las perfora. ¡No es invento mío lo de voluptuosa! 
    -Bueno, espero que sean buenos amigos. – ¿La abuela no entendía que yo le llevaba seis o siete años? – Kirky viene casi todas las semanas…, con la mamá, mi hija Martina… Seguro que algún día las vas a encontrar…
    -¿Viven lejos? – No tengo la más puta idea porque pregunté eso…
    	Me dio la dirección… ¡a solamente nueve cuadras de mi escuela secundaria! Estaba en quinto año…, me falta uno. Por entonces –no sé ahora-, las escuelas técnicas tenían un año más que el bachiller, comercio o docencia. Era la herramienta para entrar en las facultades técnicas sin examen. 
    	Se lo comenté, y el casi par de horas que tenía que esperar cuando llegaba los lunes y jueves, que salía más temprano de mi trabajo en el taller metalúrgico. 
    -Pero…, nene, eso hay que arreglarlo… - Me dijo la abuela de Kirky. 
    -Arreglar… ¿qué cosa?
    -¡Que estés perdiendo dos horas en la calle antes de entrar a la escuela!
    -Bueno…, no las pierdo. Me voy a algún bar y aprovecho a estudiar…
    -Pero eso lo podés hacer en la casa de mi hija, y vas a estar en una casa de familia, no en un bar.
    -Pero estaría molestando… - No es que no me gustara, pero en un bar, o algo así, era totalmente independiente.
    -No, de ninguna manera. Les encantará tenerte con ellas, para que le hagás compañía. Sé que es así. - La abuela de Kirky fue taxativa. – Mañana les digo…
    -Pero… no quiero ...
    ... molestar…
    -Para nada… No vas a quedar un par de horas en la calle, de ninguna manera…
    	Y así fue. En la semana me presentó a Martina, la mamá de Kirky… ¡Dios, que hembra! ¿La hija sería así? 
    -Mamá me contó tu pérdida de tiempo en la calle, entre el trabajo y la escuela. ¡Encima de qué trabajás, tan joven, tenés que perder dos horas en la calle!
    -No es todos los días, solamente dos veces por semana. – Aclaro para que no crean que soy un aprovechador.
    -Lo que sea. Estamos a nueve cuadras. ¡Te venís a casa! ¡Y no digas no! Mañana mismo.
    -No, mañana no. Son los lunes y jueves nomás.
    -Bueno, venís el jueves entonces. No me pegués el faltazo porque me voy a enojar.
    	No estaba la hija, solamente madre y abuela. 
    La nena en quinto. ¿Sería como tantas otras voluptuosas nenitas del primario que me la hacían parar cada vez que las veía y me sonreían?
    	El jueves fui…, y estaba Kirky. Yo la conocía de vista, en el barrio, pero nunca había hablado con ella, y no sabía que ella era Kirky. ¡Una nena riquísima! ¡Con toda el aura de voluptuosidad y sexo que yo esperaba! Eso pensé, inmediatamente. ¿Cómo hago para no ser un degenerado jovenzuelo de 17 años y no cogerme a semejante belleza? Espero que en la casa no me den oportunidades… ¡Yo estaba al palo! ¡Se juntaba todo! ¡La nena riquísima…, y la mamá buenísima…! Unos 30 años, no más, alta, 1,70 más o menos, con pequeños tacos, un cortito vestido que hacía lucir sus piernas, largo cabello castaño tomado en una coleta. ¡El padre de Kirky sí ...
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