1. ¡VOLVER A LOS 17! 3


    Fecha: 14/03/2025, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... que la tenía redonda! ¡Semejante mujer e hija!
    	Así fue como empecé a ir los lunes y jueves a eso de las 5 de la tarde, al salir del taller y esperar dos horas para la apertura de mi turno –el nocturno-, en la escuela.
    	Todo bien. La mamá y la hija súper simpáticas y atentas, me atendían como si fuera el rey. ¡Me daba mucha vergüenza! Y se lo decía a la mamá…, pero ella, quedamente, me decía… “Kirky quiere atenderte como el príncipe de sus sueños… No digás nada y no le fallés.” ¡Y me acarició la mejilla! 
    	Los lunes y jueves era mi paraíso…, ¡y me portaba bien! Me sentaba junto a Kirky en un mullido sillón para ver tv, sin mayor expectativa de encontrar algo bueno a esa hora…, pero no importaba. Kirky estaba a mi lado y traía unas revistas grandes como un diario tabloide, creo que se llamaban “Life”, llena de fotos y colores. La nena siempre muy cerca de mí, con exiguas polleritas, acariciando mis muslos con sus manos y con sus piernas… como “al pasar…” Así fueron un par de semanas…, y yo pensando en la guerra de Crimea…, para no ponerme al palo. Kirky seguía con sus revistas y las caricias. En algún momento, como al descuido, con la revista cubriendo toda la falda, dado su tamaño, sentía su manito por sobre mi entrepierna… ¡Para qué! Mi pija daba el salto, ¡se ponía como periscopio! Kirky no se alteraba para nada. Hacía una suave caricia y retiraba la mano, con una dulce sonrisa. ¡Yo no sabía qué hacer! Sobre todo, cuando la mamá preparaba la merienda de cacao frio y ...
    ... bizcochitos, y nos solicitaba que nos arrimemos a la mesa del comedor. La mamá lo hacía todo. A la nena no le pedía nada. Y la atención era de ella, de la madre, que me miraba fijamente, sonriendo. En ningún momento le pedía a su hija que haga algo. Todo como si fuera normal. ¡Ni manera de simular la erección!
    	¡Estaba pasando por pelotudo! ¡Todavía tenía restos de ética y moral! La nena me acariciaba sobre el bulto… ¡Y yo no le correspondía! ¡Tadavía pensaba que no estaba bien manosear a una nena preadolescente. ¡Pero no duró mucho la excepción! En cuanto me di cuenta, no dudé de exterior mi brazo y llegar con mi mano bajo su pollerita, hasta la bombachita. Las primeras veces fue sobre la tela, pero al cuarto o quinto día de “práctica”, le aparté la bombachita y acaricié la conchita… Ella suspiro y me dedicó la mejor sonrisa. A la segunda o tercera oportunidad de manoseo, le metí el índice y el mayor. Su respuesta fue notable: ¡me apretó el bulto, tomando mi pija bajo el pantalón! Así un par de semanas.
    	Un día, un par de semanas luego de la primera vez, no sé si lunes o jueves, Kirky me pidió que la acompañe a buscar más revistas al lavadero. Este estaba en algo así como un entrepiso, pues la escalera que llegaba a la azotea tenía al medio, como a diez u once escalones, hacia el costado, el ingreso a un cuartito, que sería el lavadero. Como en la mayoría de los lavaderos, además de la pileta y el lavarropas, había un montón de cachivaches, entre ellos las revistas. No sé cómo ...
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