¿HAY MUCHAS COMPLACIENTES? - Relatos Eróticos

¿HAY MUCHAS COMPLACIENTES?

... cintura y la senté en el escritorio. Me incliné, llevando mi cabeza entre sus piernas. Ella las recogió y apoyó sus talones en la tabla del escritorio. Retiré, tanto con la lengua como con los dedos, la enrulada pelambre para tenerla accesible. Recorrí con la lengua toda la zona, el monte de venus, los rojos, hinchados y húmedos labios…, y encontré el descapullado y gordito grano del clítoris…
-¡Papito! ¡Me matás! ¡Acabooooo! – Me inundó la boca y el rostro. Me sorprendieron sus gritos… ¿Qué escucharán los alumnos? - ¡Por favor, ensártame! ¡Cogeme! ¡Por el culo también! ¡Toda tuya!
	No me hice rogar. Me saqué la camisa, que era lo que me sobraba y, al final, al fin, se la enterré de una, así, como estaba, sentada sobre el escritorio.
-¡Dios, Daniel! ¡Es la gloria! ¡No te vayás nunca, por favor! – Me apretaba el cuello con sus brazos y la cintura con las piernas. Yo estaba pegado a sus tetas y pezones, con manos y boca. 
-Pero…, Sofi, tesoro… ¿no cogés con tu marido?
-¡No es lo mismo! ¡Tus caricias, tus besos, tu respiración en mis oídos…, todo, todo… ¡me hace estar en el paraíso!
	En eso golpearon la puerta. Era una manera especial de golpear…
-No te preocupés, esa es Lucía. – Sin cubrirse para nada, Sofía fue a abrir. Lucía entró sonriente.
-¡Jajaja! ¡Cómo se escuchan tus gritos y gemidos! ¡Tienen locos a los alumnos!
-¡Qué aprendan, qué carajo! – Sofía contestó sonriendo. – Supongo que a la salida unos cuantos…, y unas cuantas…, terminaran cogiendo…
-¡Jajaja! ...

... ¡Créete lo mejor! – Lucía parecía eufórica. - ¡Las chicas quieren coger con Dani…, y los chicos con vos! ¡Jajaja!
-¿Y por qué no les damos el gusto? - ¡No me iba a perder esa oportunidad! Desde los 17 que no tenía ensartada a una nena de la primaria. 
-¿Te parece? ¿Querés? – Lucía estaba interesada.
-Si las chicas quieren, le damos el gusto. ¡Las hacemos entrar de a una… o dos…, para que sea más dinámico…
-¡Jajaja! ¡No te querés perder nada! – Sofía parecía tan entusiasmada como yo. – Desgraciadamente, nosotras no podemos hacer nada con los chicos, no acá en la escuela, ¡siempre hay algún alcahuete!
-Afuera, en el pueblo, a veces lo intentamos, cuando el generoso hijo de un chacarero, nos acerca una 4x4 con el correspondiente conductor…, y vamos a alguna enramada de la chacra. Por supuesto, el chofer, por más peón que sea, también la liga.
-Cómo les parezca mejor…, llamá a las nenas…
-¡Esperá, esperá. ¡Me la tenés que ensartar el culo! – Sofía no quiere perderse nada.
-¿Tenés lubricante? – No quiero “forzar” nada; mejor ser suave: ¡siempre hay otra vez!
-Si, acá está. – Lo sacó de un cajoncito del escritorio. ¡Estas hembras están preparadas!
	Se lo unté, metiéndole un par de dedos, en principio, luego fui con tres… Estaba bastante bien dilatado. Se notaba que Sofía tiene el culo disponible para unos cuantos. La hice poner inclinada sobre la tabla del escritorio, para untar bien. 
	Me acomodé a su popa y encaré con el glande en el asterisco. La tomé de las caderas y ...