LA PAJA EN EL OJO AJENO - Relatos Eróticos

LA PAJA EN EL OJO AJENO

... palo. 
-¡Me encanta! – Mía me besó el glande. – Vale tiene razón, ¡es hermosa!
	Mía, ya instalada para la mamada, se la metió en la boca…, por lo menos un tercio…, no daba para más.
-Tesoro, dejá que me acueste, será más cómodo… - Se la sacó de la boca, pero no me soltó. 
Yo, totalmente desnudo, por el trabajo de las niñas, logré acostarme boca arriba. Mía insistió… ¡Nadie le iba a sacar el privilegio de ser la primera en mamar! Le indiqué a Carmen que se acuclillara sobre mi cara. Al no entenderlo, Valeria le indicó lo que tenía que hacer. ¡Una conchita deliciosa! No más de dos segundos: ¡su orgasmo llegó presuroso! 
-¡Ay Dani! ¡Qué rico! - ¡Rico! ¡Si! ¡Verdaderamente! Sabrosa y aromática, entre vainilla y frutilla. En realidad, esos sabores… a veces no sé si lo imagino, o si efectivamente es así.
Tenía a Carmen sobre mi boca, Mía y Carla compartiendo la pija. Valeria me había hecho recoger las piernas y me chupaba el culo. ¡No había placer mayor! ¡Únicamente si me hubiera podido coger a las cuatro al mismo tiempo! 
No tienen tetas, obvio, pero el resto, incluidos areolas y pezones, es glorioso. El papo, el culo, las piernas…, son de exposición. En ese pueblo la anatomía de las mujeres se desarrolla hacia la perfección.
Mía, nuevamente, quiso ser la primera. Apartó a Carla y se aprestó a horadarse con mi pija, sentándose sobre mí y guiando el glande hacia los labios de la conchita. Se fue sentando poquito a poco. Evidentemente se la han enterrado más de una vez. ...

... A pesar de tener a Carmen limitando mi visión, pude visualizar como Mía se la iba metiendo. No veía su cara, pero me imaginaba la carita de placer… Carla estaba acariciando los pezones de su compañerita. ¡Carmen iba por el tercer orgasmo! Valeria se había puesto atrás de Mía. Supongo que chuparía su culo, además de mis bolas, que es lo que yo notaba.
	Estuvimos un par de horas meta y ponga. Grandes esfuerzos tenía que hacer yo para evitar una temprana eyaculación. Quería poder metérsela a todas antes de eyacular. Chupaba, lamía y mordisqueaba todo lo que podía: pezones, conchitas, culazos, muslos, cuellos, orejas… ¡No sabía en donde quedarme! ¡Todo maravilloso!
	Al oscurecer las chicas decidieron terminar el show.
-Nos vamos, papito. Mañana o pasado venimos de nuevo. – Mia aclaraba las intenciones.
-Si, Dani. Es muy rico hacerlo con vos. ¡Sos tan dulce y cariñoso! – Carmen agregaba sus consideraciones.
-¡Te lo juro, Dani! En este pueblo no hay quien lo haga como vos… ¡es tan rico tenerte dentro! – Carla sacaba sus conclusiones.
	No quisieron ducharse. “Queremos que sientan nuestro olor a sexo” era la opinión unánime.

	Por entonces, tal como lo aclaré varias veces, no había, todavía, teléfonos móvil, salvo de policía y equipos de seguridad. En el teléfono de la residencia, que yo había pasado a la empresa, por si querían comunicarse, me avisaron que necesitaban un certificado de domicilio…, en realidad, de donde estaba yo en ese momento, para una inspección de la ...