LA VIGA EN EL PROPIO - Relatos Eróticos

LA VIGA EN EL PROPIO

La esposa del comisario atendía con especial dedicación. Luego de darme el certificado que le pedí, solícitamente se dedicó al requerimiento de su cuerpo. 
-¿Sabés Dani? ¿Te puedo tutear?
-¡Por supuesto hermosa! ¡Cómo negar algo, lo que sea, a una mujer con la belleza que le hacés disfrutar a mis ojos…, y a mis venas… ¡y a mis tripas!
-¡Ay Dani! Tus palabras… son muy… tentadoras… No sé cómo hacés…, perdoná, pero siento una tremenda necesidad de tenerte cerca… ¿Puedo ser ordinaria? ¿Me dejás?
-¡Te dejo que hagas y digas lo que quieras!
-¡Estoy caliente con vos! – Se lanzó hacia mi boca. Me estranguló al tiempo que me besaba. - ¡Dani! ¡Quiero tenerte! ¡No puedo evitarlo ni simular…!
-¡Yo si puedo simular! ¡Deseo con toda mi sangre estar entre tus piernas…, pero tenía miedo de ofenderte…!
-¡Qué me vas a ofender! ¡Quiero tenerte…, en todas partes… ¿sabés? ¡Todo para vos! ¡Adelante y atrás! ¡Entendés!
La “comisaria” era un fuego. Como tal, su calentura propició la mía. La cabalgata que le ofrecí al acostarme boca arriba, con la pija como mástil, fue la intención de resolver el fuego. Me agarró tan de sorpresa cuando se la enterró, que mi esperma saltó antes de lo pensado.
-¡Ayayay…, mamita…! ¡Te estoy llenando!
-¡Si papito, te siento! ¡Riquísimo! No te hagás problema, tengo el DIU…, bueeee… acá casi todas nos lo hicimos poner, hasta algunas adolescentes ya desarrolladas. Te habrás dado cuenta… ¡hay mucha actividad en este pueblo!
-¡Me encanta! ¡Todas tan ...

... dispuestas! – La llené de lamidas y besos; tiene una piel de terciopelo, a pesar de los años… - Tesorito, ponete en cuatro…
-¡Qué lindo! ¡Me vas a coger a lo perrito! – Me encanta la falta de subterfugio. En este pueblo no hay hipocresía. – Alcánzame la almohada, así apoyo los codos. ¡Y aguanto más!
	La “comisaria” inmediatamente se colocó como le pedí. ¡Qué tremendo culazo! Estaba en el borde de la cama, yo parado, a su espalda, y me acerqué tomándome la pija, direccionándola hacia el culo. El asterisco se veía dilatado, con suficiente uso para que la penetración no fuera dificultosa. De cualquier manera, le ensalivé el hoyo, al igual que el choto. Apoyé el glande y empujé…
-¡Así, así, papito! ¡Eso es rico! ¡Me gusta sentirte dentro del culo! ¡Lo hacés tan rico!
	Me dediqué al bombeo. Tengo que controlar la eyaculación…, ¡no quiero volver a hacerla prematura! 
-¡Dios! ¡Diosito, qué rico! ¡Me vengooooo! – Acabó bañádome pija, pelvis, huevos y jamones. Los suyos también chorreaban. - ¡Papito! ¿Viste? ¡No fue necesario que me horadaras la concha… ¡con el culo fue suficiente! ¡Soy tan feliz!
	Se la saqué. Parte de mi objetivo está logrado: ¡su orgasmo…! y mantenerme sin eyacular. ¡Es tan difícil! Tener ese soberano culo tan a mano, hace muy difícil evitar la acabada.
-¡Mi amor! Acostémonos. – La puse de costado, a lo cucharita, le levanté una pierna y la ensarté nuevamente por el culo.
-¡Papito! ¡Parece que te gusta mi culo! – Giró la cabeza y nos besamos.
-¡Es tan hermoso y ...