Historias del fotógrafo. ¡Qué pedazo aguantó!, la tenía como la de un burro
Fecha: 22/12/2018,
Categorías:
Poesía Erótica,
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... gravedad ¡de antología!, meneando el culo, pequeño, pero bien formado, con el hilo de la tanga enterrado entre sus nalgas. Llenó el ojo de la cámara y me la puso al palo.
Toda su sensualidad desplegada para recibir a Pedro, en bolas, recostado contra la pared, observaba el striptease de Ana, mientras se toca la poronga, que aun sin despertar muestra un tamaño que predice algo realmente grandote.
Desnuda, evoluciona girando sobre su eje, mostrando las tetas, abriendo las piernas para que el zoom entrara en lo profundo de sus encantos, los labios abiertos de la almejita dejaron ver el interior de un tono rosado satinado y de aspecto cremoso. Arrodillada, gateando hasta llegarse entre las piernas del señor, tomó el miembro entre sus manitos, que ahora parecen más pequeñas ante el desarrollo del miembro, se lo muestra en complicidad a la lente, erguido, necesitó las dos manos para rodearlo y ni así pudo contenerlo todo. ¡Qué bruto pedazo! Fue la única expresión que me surgió, solo para mis adentros.
En verdad nunca fuera de alguna película porno en las sección de “monstruosas” había visto una de semejante tamaño en largo y sobre todo en grosor, casi sentía lástima por esta mujer tan menudita que fuera sometida a esta poronga tan tan... grandotota.
Largo, gordo, cabezón, curvado hacia arriba, oscuro, notable contraste con la piel del hombre y mucho más colocado en contacto con la piel extremada blanca de Ana. Asombra ver como la mujer puede abrir las fauces para ...
... meterse un buen trozo de poronga en su boca, miró la cámara ufanándose de las lamidas que le aplicaba a esa “anaconda” que deja asomar del ojo del glande los primeros atisbos del fluido producido por la incipiente calentura. La expresión de la mujer, con expresión azorada y los ojos bien abiertos, gestiona una pose profesional de una actriz porno. Erotismo total y sobre todo con la realidad sin tretas ni trucos. Movió a Pedro como quería, sin duda alguna una consumada mamadora.
Pedro, el doble de tamaño corporal, la levanto del piso como si fuera una pluma, la llevó al lecho, colocó acostada, al borde de la cama, piernas abiertas en V, de tal modo de ofrecerme el mejor plano para mostrarse en las cualidades de excelente mamador de conchas. Por cierto, que también lo era, si parecía estar en el piso de un estudio de film porno, con los actores estrellas de la compañía, dentro mío pensaba qué buenos actores se estaba perdiendo la industria erótica.
A puro lengüetazo fue acosando la vagina de la mujer, lamía y mordía sin pausa, con una dedicación digna de admirar y copiar, la hizo llegar, ahogados aullidos placenteros y jadeos ahogados llenaron el ambiente de sensualidad, el delicado aroma de concha impregna la habitación y se mete en mi nariz, observador forzado a mantenerse atento a la evolución de los actores. Un par de orgasmos robados por la boca acosadora del hombre le hacen perder algo la compostura cuando los estremecimientos le hacen sentir toda la lujuria transmitida ...