1. Historias del fotógrafo. ¡Qué pedazo aguantó!, la tenía como la de un burro


    Fecha: 22/12/2018, Categorías: Poesía Erótica, Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... notar el efecto estético de una tira de cola reciente, un sonoro y efectista “beso negro” coronó la presentación en primer plano de culito de Ana, dispuesto para el disfrute de su amo. Perfecto encuadre, el miembro, apoyado en el esfínter, apoyada la cabeza en una simetría perfecta entre el ariete y el aro anal.
    
    Todo está listo, dispuesto para el acto estrella de la película.
    
    Ana le alcanzó un pomo con crema, Pedro aplicó en el marrón, los dedos llevaron parte de la crema al interior y otra parte se puso en la cabeza. No era posible que pudiera entrarle semejante poronga en ese agujero, las asimetrías de tamaños ofrecían una perspectiva de acoplamiento irreal, casi imposible sin causar daños irreparables, pero no parecía ser el caso, el afecto y la consideración no propiciaban un acto aberrante y doloroso, sino todo lo contrario, pues la pareja sabía cómo realizarlo y disfrutarlo. Si no hubiera sido testigo y grabado la secuencia descreía lo que sucedió. El señor sin mirarme me dedica una recomendación, prepárate para grabar que ahora viene lo mejor…
    
    —¡Dale!, relájate, va a ser testigo de cómo se la traga todita.
    
    —Despacio, siempre duele. —fue lo único que dijo la mujer, mientras se relajaba para soportarlo.
    
    La cabeza encremada en la puertita del hoyo cerradito, sumisa abrió las nalgas con sus manos para ofrecer buen plano fotográfico y mejor comodidad para la poronga. Fue entrando en ella, breve juego de avance y retroceso. ¡Le entró toda! La poronga, parecía ...
    ... la de un burro, menudita pero aguantadora, se la comió todita, giró la cara para mostrar el rostro a la cámara, algo crispado por la dilatación que soportaba, sonríe algo forzado, como testimonio que es capaz de tragarse todo eso y no morir en el intento.
    
    —¡Dale, dale, mi macho! —Incita al sodomizador— ¡Dale hijo de mil putas, rómpele el culo a tu putita! ¡Vamos, qué te pasa, dale, métela toda, toda, toda! ¡Cogete a tu putita, cabrón!
    
    Más gritaba ella, más empujaba él, la hacía flamear en cada sacudida como una hoja en la tempestad, desarmonía entre la vara de carne y el conducto rectal, hacían pensar que en cualquier momento venía el inevitable desgarro. Era más que evidente que esto formaba parte de su juego habitual, cogían de forma salvaje y brutal, donde estaba toda la parafernalia de actitudes dominantes, las nalgadas le dejaron enrojecidas marcas en las nalgas, sujetada de los cabellos eran parte del acto en el mejor sentido del juego erótico de dominación.
    
    Me equivoqué pensando que todo terminaría tan pronto el hombre eyaculara dentro, llenándole el orto de semen. Demoró tanto como cuando la entró por adelante, qué aguante tenía, un maestro, perdí la noción del tiempo, se me consumió el casete y tuve que ir por otro nuevo y ellos en el metisaca por el culo.
    
    Se la retiró del culo, sonó como sopapa si hasta parecía descorchar una botella, mientras se limpia el choto en la toalla Ana me ofrece un primer plano del orto para registrar la dilatación, mientras el ...