Hipnotízame
Fecha: 26/12/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos
Me llamo Saúl, soy un friki adicto a los video juegos. Y con manías raras. Colecciono figurillas de súper héroes y compro cosas súper extrañas en la web, como sables de la guerra de las galaxias o botones edición especial del mundo de Jack. Hace un tiempo mi madre se volvió a casar. Sólo que su nuevo esposo ya tenía una hija. Cecilia, cuando llegaron a casa ella tenía 18. Ya pasaron cinco años, este mes ella celebra sus 23 y yo mis 32 años. Desde el primer momento nos odiamos, ella me cataloga como un perdedor. Siempre burlándose de mis colecciones y mi afición a los juegos en línea.
—Eres ya un señor, y te comportas como un idiota de trece. Ya madura —me dice delante de sus amigas de la facultad.
A mí la escuela no se me da, apenas y termine la preparatoria. Nunca he trabajado, y creo que mi padrastro me tolera por amor que le tiene a mi madre. Siempre quise ser mago, incluso compré varios cursos y kits de magia en la internet. Jamás logre que me saliera alguno. Pero la semana pasada vi anunciado un manual de control mental. La verdad no pude resistirme y lo compré. Sólo 20 dólares, una oferta que no se puede dejar pasar. Sólo espero que funcione, el agrandador de pene fue un fraude y como pague con la tarjeta de mamá, además tuve que soportar las burlas de Cecilia, y claro de todas sus amigas y su novio. Pues le contó hasta al señor de intendencia.
Pues nada, llego el paquete. Un manual de 100 páginas y un péndulo en forma de estrella. Todo el fin de semana lo ...
... revise y recite de principio a fin, hasta convencerme de que soy un imbécil por comprar estas estupideces. Ese domingo por la noche mi madre y su marido salieron a cenar y al teatro. Claro, a darse un buen revolcón, pues en casa es casi imposible. Sabíamos que llegarían ya de madrugada. Por última vez leí el manual antes de tirarlo a la basura, cuando escuché que una llave entraba en la cerradura de la puerta.
—¿Qué haces? ¿Qué tienes ahí? —me pregunto Cecilia mientras me arrebataba de las manos el estuche con el péndulo— ¿Otro kit para una verga de treinta centímetros? No no ya se, ¿un manual para entender un puto videojuego de zombies...?
Al tiempo comenzó a leer la caja y soltaba carcajadas que me hacían querer llorar, me sentía un fracasado, el más pendejo del mundo. Tenía esa manera de hacerme sentir así.
—Vamos pruébalo, Andale, hipnotizame.
—Estoy hasta la madre, no te burles.
—No no, en serio. Prometo no jajaja reírme jaja de verdad. ¿Ya lo... probaste me imagino? ¿Con tus… amigos?
Yo sentía que la cara me hervía del coraje, sabía que sólo lo hacía para ponerme como un tonto.
—Perdón, no tienes ningún amigo. Se me olvidaba. Anda, sí no lo pruebas conmigo ¿con quién? ¿Con papá? Anda, en serio no me burlo y te prometo que no se lo cuento a nadie.
—¿lo prometes?
—Sí, en serio, es más te lo juro.
Yo, todo un friki, sabía de memoria los supuestos conjuros. Así que tomé el péndulo y lo puse frente a sus ojos.
—Por los poderes de RA! Estas bajo ...