DESPACITO Y SIN APURO - Relatos Eróticos

DESPACITO Y SIN APURO

... es, a pesar de la prolífica mata de pendejos. – Amorcito…, ¿te puedo pedir algo?
-¡Lo que quieras! ¡Haré todo lo que quieras! – Sus manos no se mantenían quietas. Acariciaban todo lo que de mi cuerpo que estaba a su alcance. 
-¿Te puedo recortar un poquito los vellos de la conchita? Así te puedo chupar mejor. ¡Se me meten en la boca!
-¡Jajaja! ¡Ni se me ocurrió! ¡Vos tenés poquitos! Allí, en el cajón de la cómoda hay una tijera. – La fui a buscar. 
Le indiqué que se sentara en el borde de la cama. Giuseppina abrió bien las piernas. Tomé con una mano un puñado de vellos y con la tijera en la otra cortaba. No demasiado. Lo suficiente para poder llegar con la lengua más efectivamente a clítoris y vulva. Pongo lo que corto prolijamente sobre la mesita. No fueron más de cinco minutos.
-Ahora está mejor… - Dejé la tijera y nuevamente me incliné a chupar, así, como estaba, sentada en el borde de la cama. Yo estaba arrodillado y mi cabeza se hundía entre los jamones de la Tana. Ésta me apretaba contra ella. El granito descapullado emergía más placenteramente. ¡Puedo chupar sin pelos! ¡Se repiten las acabadas de Giuseppina!
Gime al sentir mis labios y mi lengua en la concha. 
-¡Bebé! ¡Mi niño! ¡Nunca tuve tantos! ¡Tenés razón! Sin tanto pelo es mejor… - ¡Tiene una fijación de que soy un “chico”!
La Tana mayor se agarró de los barrotes y se retorcía hacia uno y otro lado. Yo no dejaba de mordisquear entre lamida y chupada. ¡Tanta hermosa carne! ¡Y ese sudor! ¡Dios! ¡La ...

... exquisitez! Mis suspiros y gemidos se mezclaban con los de la súper hembra. ¡Carne tan hermosa perdida en el medio de la pampa! ¡Qué desperdicio!  
	Me levanté, y me abrí de piernas para arrodillarme sobre su falda. Me erguí todo lo posible y coloqué la pija entre sus tetas. Le di las indicaciones con las manos…, como tenía que agarrarse las tetas y pajearme. El hembrón aprendió rápido, eso sí… ¡Hasta sacaba la lengua para acariciarme el glande! 
-¡Bebé! ¡Hermoso! ¡Cuántas cosas lindas me hacés! ¡Me gusta tanto! – Giuseppina está totalmente entregada al placer. 
-¡Mamita hermosaaaa…! – Me sostenía la pija entre las tetas y trataba de mantenerla lo más alta posible, para que el glande esté perfectamente al alcance de su lengua. 
-¡Ay mi bebé! ¡Qué lindo que me llamés así! – Inclina la cabeza todo lo posible para que todo el glande esté disponible para su lengua.
	Giuseppina tiene muchos orgasmos, por lo que yo no tengo que esperar más. Por el momento dejaría de lado metérsela por el culo y le acabaría en la boca. ¡Seguro que no lo había probado! Por aquella época todavía no era tan popular la felación casera.  
-¡Diositooooo! ¡Otra vezzzz! ¡Otra acabadaaaaaa! ¡Nunca nada tan hermoso! – Esta tremenda hembra me ponía la piel de gallina ante sus movimientos, caricias y exclamaciones… - ¡Dani, mi amor! ¡Sos el ángel que me transporta al paraíso! Mmmmm… ¡Qué ricooo…!
	¡Era el momento!
-¡Ay mamita hermosa, como me hacés gozar! – Sentí la próxima llegada de la eyaculación. – Abrí la ...