AGUJEROS VARIABLES - Relatos Eróticos

AGUJEROS VARIABLES

Estoy disfrutando del sexo junto a la bella María, uno de los mejores ejemplares del pueblo. En todo momento, María se mueve animosamente hacia adelante y atrás, colaborando a mis débiles intentos de mantenerme activo, tan activo como ella se merece. Si ella no se agota, a mí me deja en terapia intensiva.
-Mi amor, debo descansar un poco. Hace prácticamente diez horas que estamos cogiendo… 
-¡VOS hacés diez horas…!  - Tiene razón. Yo había comenzado con Giuseppina.
	Placentera noche junto a María. Recorriendo todas las posturas imaginables hasta mi eyaculación… ¡Allí paramos! En el ínterin, ella tiene múltiples orgasmos, y cuanto más acaba más quiere acabar. 
De todas maneras, tengo la pija muy sensible. Tengo que alejarla un poco de concha y culo… ¡Débiles protestas las mías!
-Papito, lo sé, pero es que yo no tengo estas placenteras oportunidades muy seguido…, en realidad, casi nunca. - La encantadora María me llena de besos. - No hay recepción de buenos machos en esta zona. ¡Están en las chacras! ¡Vos sos una excepción! ¡Es por eso que todas las mujeres te quieren coger! ¡Sos el premio a la paciencia!
-Tengo toda la voluntad del mundo…, pero debo dejar descansar a mi herramienta un tiempo prudencial… ¡cuestión de sobrevida! Es como si se estuviera agotando la batería. Tus labios y tu lengua la van a suavizar. – La manera de alentarla a usar la boca…
No hay duda de que es así, además todos sus orgasmos han dejado un sabrosísimo caudal de fluidos en el pubis, los ...

... muslos, el perineo e, incluso, la zanja del culo. Medio cuerpo de María para chupar hasta el éxtasis. 
María entendió perfectamente mi situación; lame y besa con labios y lengua en exquisita delicadeza, desde el glande al escroto.
	Me encanta juguetear con la conchita y sus adyacencias…, la froto con mis labios, le abro los suyos con la lengua y lamo el interior, busco el orificio de penetración e introduzco la lengua todo lo posible… (me hubiera gustado tenerla tres veces más larga), con la nariz acaricio el descapullado granito del clítoris, sus jugos me engalanan el rostro. Chupo todo lo posible. El resto se derrama por la pera, el cuello y el pecho. Todo ese maravilloso fluido me llena de placer. 
-Ya termino papito…, tengo que llevarle el almuerzo a mi nena… - Entre polvo y polvo, más algunas horas de sueño, habíamos llegado a las 9 y media de la mañana.
-¿Tenés una hija? ¡Grata sorpresa! – En la escuela de doble turno, las madres llevaban el almuerzo a los alumnos. Son muy pocos para justificar cocinera.
-Si. Es una de las escasas alumnas de la escuelita. Está en cuarto grado… ¡Se salvó de vos! ¡Jajaja! ¡Luci y Sofi te mandaron a las de quinto para arriba!
-Es una pena…, ¡debe ser tan hermosa como vos!
-Es más hermosa… ¡modestamente! – Nuestros abrazos, besos y caricias, matizan nuestra charla.
-¿Te gustan mucho las nenas? – María está interesada… No sé si a favor o en contra.
-Si son como me imagino debe ser tu nena… ¡Me gustan mucho!
-¿En la ciudad también te ...