OTRO POQUITO NENA
Fecha: 30/04/2025,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
No hay “paz ni tranquilidad…” Estaba llegando a mi “domicilio…”, o sea la “multipensión” de Paula, cuando me alcanzó Patricia.
-Perdón que te moleste Dani…, pero…, bueeee…, mami y… la mamá de Sole te quieren ver antes de que te vayas… - Fue muy dulce y cordial. - Vos sabés…, tanto Sole como yo…, fuimos muy… “conversadoras” con nuestras madres y… bueeee…, quieren… “estar con vos…”
-¿Les contaron todo lo que hicimos? – ¡Me agarraba la cabeza! - ¡Me van a meter preso!
-¡Jajaja! ¡Ni por casualidad! No te olvidés que el comisario es el primero en desvirgar a las nenas… ¡No hará nada! – Patricia está tan entusiasmada como si fuera la mamá. - Nuestras mamis están muy entusiasmadas. ¿Podés venir a casa esta noche…, digo… ahora, luego de cenar…, o podés cenar en casa…, si preferís… A mí me gustaría…
-Si, tesoro, como vos digás… Acompañame; le digo a Paula que no ceno acá.
-¿No se va a molestar?
-No. ¿Por qué? ¡Le doy todos los gustos!
-¡Jajaja! ¡Me imagino!
Así fue como luego de anoticiar a Paula acompañé a Patricia hasta su casa. Su mamá, Ángela nos esperaba prácticamente atrás de la puerta.
-Hola, un placer… - Pocas palabras… Ángela me abrazó el cuello y se me pegó desde los pies al cabello… ¡Hasta las tetas contra el pecho me hizo sentir! Besos, caricias, manoseos, mis manos en los glúteos, inclusive…, dada su predisposición. Miré a Patricia mientras franeleaba a su mamá. La nena sonríe complacida.
-Rosa nos espera en la sala. – La seguí como faldero.
En la sala, ...
... efectivamente la mamá de Soledad espera “despatarrada” en el amplio sofá, de tal manera que sus opíparos muslos se ofrecen glamorosos a mi vista y mi deseo. ¡No hay caso! ¡No puedo ofrecerme distendido…, ¡ya estoy al palo!
Nuestra presentación fue lo más adecuada. Besos, caricias, manoseos, tal como fue con Ángela.
-Vamos a cenar. Tengo todo preparado… - ¿Ángela es vidente? ¿Cómo sabe que yo iría a cenar? ¡Una “pilla”! – Espero que sea del placer de todos…
En el comedor, la mesa está espléndidamente servida. Nos sentamos, con leves indicaciones de ubicación para cada uno. Es una mesa para seis personas. Las cabeceras quedaron libres. A mi lado Rosa; enfrente, cerca de la cocina, Ángela; a su lado Patricia. Cuando estuvimos sentados Ángela trajo la suprema a la napo, más la ensalada mixta que trajo Patricia, quien se mostraba más feliz que el resto de las mujeres. Luego supe porque…
Cenamos plácidamente, hablando de mi trabajo, de la situación del campo, de la sobrevida del pueblo, con la revitalización del ferrocarril… ¡y de lo aburrido que la pasan las mujeres y la alegría que les había ocasionado mi presencia. Yo traté, permanentemente, de mediatizar esto último, resaltando que el más complacido soy yo, dado la maravillosa complacencia que habían tenido todas conmigo…
En algún momento, hacia el final de la cena, Patricia se levantó a traer frutas varias, para cumplimentar la magnífica comida…, y desapareció…
Estábamos disfrutando con gusto la variedad ofrecida, ...