LINDAS LAS PEQUEÑAS - Relatos Eróticos

LINDAS LAS PEQUEÑAS

... pero todavía no me acostumbré…
-¿Cómo sabés que es lindo?
-A una compañerita se la mete el hermano…, y al principio le dolía…, pero ahora le gusta mucho…  
Como andaba con dudas sobre la penetración en el culito, sin necesidad de apoyarme en sus caderas, se la introduje en la conchita. Estaba tan mojada que entró sin la menor dificultad. 
De todas maneras, intentaría penetrarle el culito. No me hacía problemas por la probable presencia de la mamá. ¡No mostraba desagrado…!
Le metí el dedo mayor, muy despacito, poniendo juguitos de su concha y saliva de mi boca. No hubo quejas. El dedo entró perfectamente. Le hice un suave mete y saca y la encaré con dos. Miriam seguía muy entretenida con mi pija en la concha. Acompañaba mis movimientos como una veterana ramera. ¡Adelante-atrás-adelante-atrás! Así varios minutos, mientras tenía cuatro dedos dentro del orto… Miriam se acomodó, para que los dedos se sintieran más cómodos. ¡Es el momento de la pija! 
Encaré el glande en el esfínter y empujé. En la sección “distracción” estaban mis dedos horadando la conchita. ¡El glande está adentro! Miriam gime…, pero no se queja. Le hago caricias y le doy besitos en la espalda, además de sobarle el clítoris con un par de dedos. Sigo empotrando pija en el culo de la nena. Cada centímetro es un movimiento de Miriam para acomodarse. 
Estoy en la mitad. Una mano en su cadera…, la otra en el clítoris… Miriam se estremece y llega a un nuevo orgasmo. ¡Se siente satisfecha!
		Estoy cerca de ...

... la eyaculación. Me gustaría acabarle en la boca, para ver como la traga, aunque no sé si le gustará, pero no cuesta nada probar.
-¡Ay Dani! ¡Me gusta tanto sentir como tu poronga entra y sale de mi culito! ¡Es tan rico! ¡No me acabés adentro! ¡Damela para que la chupe!
-¡Todo lo que quieras, mi amor!
Luego de otro de sus frecuentes orgasmos, Miriam me la agarró para chuparla. 
-¡Si, así! ¡Así me gusta! – Se la metió todo lo posible, hasta la garganta. 
Un tercio de la pija quedo afuera, para que sus manitas la acariciaran y me hicieran una hermosa paja.
-¡Uuummmm! ¡Augaug! – Se la sacó para hablar. - ¡Dame toda la lechita!
¡No me hice rogar! En diez segundos estaba llenándole la boca de semen. Miriam tragó encantada. ¡Un milagro! ¡Le gustaba muchísimo el semen!
-Ummm tan rica… - Me miró sonriente luego de tragar. - ¿Sabés una cosa, papito?
-¿Qué pasa? – Yo seguía con la pija bien dura…
-No digás nada…, pero me parece que mamita te tiene muchas ganas…
-¿Te parece? – Acomodé a Miriam a horcajadas y se la volví a meter…
-¡Si! Muchas veces me dijo lo lindo que sos vos…, y le gusta que a mi… me guste…, bueeee…, estar con vos…, ¿no? Eso, vaaaa… ¡qué me guste tanto que me cojas…! ¡Tanto! ¡Jajaja! ¡Creo que mamá me envidia!
-¡Jajaja! No digas nada…, en una de esas… - La nena me había entusiasmado…
-¿Te gustaría estar con mi mamá?
-¡Muchooooo! ¡No digás nada! ¡Tu papá me va a agarrar a patadas!
-¡Papá nunca está! ¡Podés hacerlo cuando quieras! ¿Querés que le diga a ...