1. La amorosa hija (Parte 8)


    Fecha: 10/08/2017, Categorías: Lesbianas Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    ... el auto.
    
    El trayecto de regreso al hotel pasó prácticamente en silencio. Anne y su padre estaban exhaustos. Estela y Mark, serios y callados. Notaron que don Tomás, quien según ella casi no tomaba alcohol, y Anne, habían bebido mucho, aunque nunca perdieron la compostura. Anne se mantuvo garbosa y elegante toda la noche, mientras su padre, al menos para Estela, se portó como si se tratara de su novia.
    
    Si Estela tuviese que apostar, ella diría que papi se estaba tirando a Anne. Estaba casi segura.
    
    Llegaron al majestuoso hotel, entregaron el automóvil al valet, y se dirigieron a los elevadores. Anne y su papi los despidieron con un simple “good night”. No hubo besito de buenas noches.
    
    “No traigo calzón novio, y estoy toda mojada”, dijo Anne a Tomás al cerrarse el elevador y comenzar a ascender.
    
    “Mmmmh”, expresó Tomás, al tiempo que abrazó a Anne y comenzó a levantar el largo vestido, hasta llegar con sus enormes dedos a la empapada vagina de su hija, comenzando a frotarla ávidamente con su dedo medio, introduciéndolo también en su bien lubricado ano.
    
    “¡Aaaah, oooh, ay papi, me matas!”, susurró Anne. “Faltan algunos pisos papi. Si sigues así, me tendrás que coger aquí mismo”, agregó.
    
    “Estaba muy seria Estelita hija”, dijo don Tomás. “¿Crees que nos propasamos con tanta bailada?”, preguntó, al tiempo que sacó su mano de entre el vestido.
    
    “Ay papi, no sé”, contestó Anne. “Que noche tan estresante. Hermosa pero estresante, cuidando los detalles para que ...
    ... no sospechara nada tu otra hija”.
    
    “¿Y tú que crees?, preguntó Tomás.
    
    “Júralo papi, júralo que está segura que somos amantes”, le contesto Anne en tono de no importarle. “Total papi, que piense lo que quiera. Al fin y al cabo, sus sospechas son correctas, pero ¿sabes qué?, como le dije a ella, me vale verga. Antes era bien alivianada, pero desde que se casó con el gringo mamón ese, se echó a perder”.
    
    “¡Hijita! ¡Esa boquita!”, dijo don Tomás riéndose.
    
    Se besaron con desbordante pasión hasta que se abrió la puerta del elevador. No se aseguraron si era el piso correcto o si alguien más estaba por subir.
    
    “Mmmmh”, suspiró Anne, al salir del elevador, “esta boquita va a envolver esta cosota”, dijo al frotar con su mano el pene de Tomás por encima del pantalón.
    
    “Quiero ser tuya toda la noche… quien sabe cuándo volveremos a vivirla con tanto cuento de Estela. Es capaz de muchas cosas”.
    
    “Ups” dijo Anne al entrar y ver la suite impecable. “Olvidé por completo tirar tu condón usado y todo el papel hecho bola con tus mecos en el piso. Ahora sí nos cacharon”, dijo, al tiempo que ambos soltaron la carcajada. “¡Qué asco!”, remató Anne.
    
    “Para eso son estos cuartos, preciosa”, dijo Tomás. “Quien sabe que tantas cosas más encuentren las pobres mucamas.
    
    Tomás comenzó a llenar el jacuzzy mientras Anne lo observaba. “¿O sea que mi osito peludo trae planes?”, preguntó melosamente Anne, mientras se abrazaban y comenzaba a despojarla de su elegante vestido, constatando que ...
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