Cuando pruebas te gusta - Relatos Eróticos

Cuando pruebas te gusta

... aventurase. 

No le faltó tiempo y esa misma semana al cierra como era habitual las dos en el vestuario completamente desnudas después de ducharse mi mujer se acercó a Carmen y sin mediar palabra empezó a tocar sus exuberantes pechos al tiempo que su compañera pellizcaba los pezones de mi mujer acto seguido se morrearon apasionadamente, mi mujer tuvo casi un orgasmo con aquel morreo por el calentón que llevaba y Carmen llevó sus manos al estrecho coñito de mi mujer cogiendo su mano y llevándolo al suyo.

Mientras se besaban siguieron con aquel toqueteo dándose cuenta a las dos que no era ni el lugar ni el momento así que lo dejaron allí. 

Cuando Marta me contó esto mi calentó fue apotésico y la libaba a seguir intentándolo ya que me parecía que aquello lo necesitaba y podía enriquecer nuestra sexualidad. 

Mi mujer que me comentó que los siguientes días las situaciones más o menos se repetían pero con sumo cuidado y que aquello la estrella de cabeza las dos. 

Su compañera le propuso tener un encuentro en su casa las dos los cuatro, así que me trajo la proposición evidentemente mi respuesta fue que disfrutase ella de su compañera y que supiese lo que era comerse un coñito ya que a mí no me importaba que lo hiciese y que lo disfrutase como se merecía. 

El día es elegido fue un sábado ya que teniendo el domingo fiesta era una buena opción se preparó para la ocasión llevando un vestido en el que no llevó a ropa interior al fin de cuentas no creo que le iba a ...

... durar demasiado, a partir de aquí Marta contará el relato. 

Iba muy nerviosa a la expectativa no pensaba más que en tener una velada de sexo con mi compañera de trabajo una mujer que me tenía enloquecida, mi atracción hacia ella era increíble y como compañera y amiga me llenaba totalmente. 

Cuando llegué a su casa me abrió la puerta mi sorpresa fue mayúscula llevaba un conjunto de lencería espectacular que con aquel cuerpo y sus curvas no dejaba nadie indiferente. 

Al cerrar la puerta nos dimos un buen beso y cogido me por la cintura me llevó al salón, mi sorpresa fue mayúscula ya que allí se encontraba su marido  más o menos de la altura de mi marido un metro ochenta y dos de altura pero con algo más de peso corpulento atractivo sin ninguna duda y muy agradable se levantó del sofá donde se encontraba y cogiéndome por la cintura sentí sus manos calientes y cuando me fui a dar dos besos mi instinto me jugó una mala pasada y mis labios chocaron con los suyos y automáticamente mi boca se entre abrió momento en el que aquel hombre me besó con pasión dejándome yo llevar por aquel momento. 

Carmen se colocó a mi espalda sintiendo la calentura de aquel cuerpo mientras me susurraba al oído que ella estaba primero. 

Nos pusimos a cenar hablando sobre todo de su vida liberal poniéndome completamente al día de casi todas sus intimidades, los dos eran bisexuales y no tenía ningún complejo en el sexo admitían poder estar en solitario tanto con hombres como mujeres sin tener ...