Mi mamá cogiendo con el panadero
Fecha: 17/07/2025,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: Karen Hernández, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
En aquellos días en que mi mamá y yo vivíamos en el Estado de México, había una rutina que se convirtió casi en un ritual: visitar esa panadería que tanto nos gustaba. Era nuestra pequeña escapada, un momento entre los dos donde el aroma a pan recién horneado y las calles mojadas después de la lluvia eran parte del paisaje cotidiano.
En medio del proceso de su divorcio, mi mamá solía tener largas conversaciones con alguien importante en su vida. A veces yo la acompañaba, aunque prefería mantenerme al margen, observando. Eran charlas intensas, con palabras que pesaban más que los silencios.
Recuerdo especialmente este día. Mi mamá caminaba con esa seguridad natural que siempre la ha caracterizado, como si cada paso marcara su decisión de seguir adelante. Llevaba una gorra blanca con visera amarilla que le daba un aire deportivo pero atrevido, su larga melena negra cayendo por la espalda. Una chamarra de mezclilla ceñida al cuerpo resaltaba su silueta, mientras que unos leggings oscuros abrazaban sus curvas de una forma irresistible. Sus botas negras, con plataforma y toques urbanos, hacían sonar sus pasos sobre el asfalto roto como si llevaran ritmo propio, uno que sólo ella podía bailar.
Así era mi mamá en ese entonces: fuerte, sensual, segura de sí misma. Una mujer que, aun en medio del caos emocional, sabía cómo conquistar el mundo con sólo caminar por la calle.
Recuerdo que por esa época mi mamá y yo vivíamos en el Estado de México. Teníamos una panadería ...
... cerca que nos encantaba, de esas que huelen delicioso desde media cuadra antes 🥐✨. Siempre que podíamos nos dábamos una escapadita, pero justo en esos días ella estaba en pleno proceso de divorcio... y bueno, también había alguien a quien solía ver. Las pláticas con él eran larguísimas, casi eternas, y a veces yo iba con ella aunque me hacía a un lado, como si el mundo se pusiera en pausa mientras ellos hablaban.
Ese día en especial lo tengo tan grabado... Mi mamá iba divina. Sexy sin esfuerzo. Llevaba su gorra blanca con visera amarilla que le daba ese toque deportivo pero coquetón, su chamarra de mezclilla bien entallada que marcaba lo fuerte y hermosa que siempre ha sido, y unos leggings negros que ¡uff! resaltaban todo. Caminar detrás de ella era como ver una escena de película: botas negras, actitud de reina y ese contoneo natural que decía “no estoy para juegos”.
A pesar de todo lo que estaba viviendo, mi mamá tenía esa energía tan poderosa... como si el dolor la hiciera más fuerte, más segura, más mujer. Y ahí estaba yo, una adolescente viéndola caminar entre charcos y calles rotas, pensando: “wow, mi mamá es fuego caminando”.
A veces me daba risa cómo la gente se le quedaba viendo… y no los culpo 😏. Con ese cuerpo, esa actitud y ese swing al caminar, mi mamá acaparaba miradas sin siquiera intentarlo. Era de esas mujeres que no necesitan decir nada para imponerse; su sola presencia hablaba por ella. Y mientras más fuerte era la tormenta que traía por dentro, más ...