Mi mamá cogiendo con el panadero
Fecha: 17/07/2025,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: Karen Hernández, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... ceñida que le marcaba cada curva de la cintura, y debajo, se le asomaba apenas un top oscuro, pegadito, que dejaba ver un poquito de piel cada vez que se movía.
Sus leggings negros —de esos que parecen pintados— le delineaban perfectamente las caderas, y al caminar, todo se movía en su sitio... con ritmo, con actitud, con poder. Las botas negras le daban unos centímetros más y hacían ese tac… tac… tac tan característico que resonaba por toda la casa como si anunciaran que una mujer libre estaba por salir.
Yo la observaba desde el marco de la puerta, sentada en la sala con el celular en la mano, fingiendo distraída… pero no podía dejar de mirarla. Era como ver una escena prohibida: belleza, rabia contenida, deseo de libertad. Me mordí el labio sin querer. Sabía que mi papá no iba a dejar pasar ese look.
Y no tardó.
—¿Así vas a salir? —preguntó él desde la cocina, con la voz seca, esa voz que usaba cuando algo le molestaba pero no quería decirlo de frente.
Mi mamá ni volteó a verlo. Se ajustó la gorra con calma y se acomodó la chamarra como si nada. Sexy e indiferente.
—¿Y qué tiene? —respondió, levantando apenas una ceja—. ¿Desde cuándo tengo que darte explicaciones?
Él salió de la cocina con el ceño fruncido, mirándola de arriba abajo con esa expresión que mezclaba celos, control y frustración.
—No te estoy diciendo que me des explicaciones… pero mírate. ¿De verdad crees que es apropiado salir vestida así? —le soltó, señalándola con un gesto—. ¿Con ...
... esos pantalones que te marcan todo? ¿Con esa chamarra que parece que te la pintaron encima?
Mi mamá sonrió, una sonrisa de esas que pican, que provocan. Esa sonrisa que no busca perdón, sino dejar claro que no le importa tu opinión.
—¿Y qué? ¿Te molesta que otras personas me vean como tú ya no lo haces? —dijo sin mirarlo.
Boom.
El ambiente se tensó al instante. Yo no sabía si irme al cuarto o quedarme pegada al sillón como en una película de drama caliente. Mi papá frunció más el ceño, ahora sí herido.
—¿Ese es el ejemplo que le quieres dar a tu hija? ¿Que hay que vestirse así para llamar la atención?
Ella se volteó lentamente hacia mí, me miró con esa mirada cómplice y dulce a la vez. Luego volvió a mirarlo con el mismo desdén.
—Lo que yo le enseño a mi hija es que puede vestirse como quiera, cuando quiera. Que su cuerpo no es un pecado ni un tema de debate. Que si se ve hermosa, que lo disfrute. Que si quiere ponerse unos leggings pegaditos y una chamarra ajustada, lo haga. ¿Sabes por qué? Porque ser sexy no me hace menos madre. Me hace más mujer.
Él se quedó en silencio por un momento, visiblemente molesto. Le dio la espalda, pero la conversación no había terminado.
—Tú antes no eras así —dijo en voz baja—. Antes no salías mostrando tanto.
—Tú antes me mirabas diferente —le respondió ella, casi susurrando, pero con filo—. Antes no me cuestionabas cada vez que me sentía bonita. Antes no te ardía que me viera bien.
—No me arde —bufó él—. Me ...