Amor lésbico - Relatos Eróticos

Amor lésbico

... integrada yo mostraba mis encantos a Marta pero esta en cierta medida me rehusaba. 

Después de un mes más o menos en aquella situación le pedí por favor o casi le supliqué que por lo menos pudiésemos besarnos. 

Su respuesta fue tajante o todo o nada. 

Deseaba aquella mujer no sé por qué con aquellos besos y aquellas caricias me había poco más que enamorado o por lo menos me tenía bien cogida. 

Un par de semanas después mi marido se iba un fin de semana a una especie de convención y yo me quedaba sola. 

Sin duda era la ocasión y le eché todo el valor que pude. 

Marta mi marido se va el fin de semana y me gustaría ir a tu casa y que comprendieses que te deseo y me gustaría que todo fuese poco a poco. 

No me contestó nada como si todavía si hubiese enfadada al día siguiente en el parking me dio varios paquetes sin decirme nada más una nota con la dirección de su casa y el número de teléfono de ella por si tenía alguna duda. 

El jueves me sugirió que estuviese todo el fin de semana hasta que viniese mi marido yo no dije nada ya que más que una sugerencia me sonó a un imperativo. 

Aquellos paquetes contenían un conjunto de lencería medias liguero y un vestido realmente corto que dejaba muy poco a la imaginación, tuve que ponérmelo con un abrigo ya que habría creado un auténtico escándalo en la calle. 

Me acerque hasta aquella dirección con mi coche aparqué y me dirigí con paso firme buscando la dirección  una zona de chalecitos en una urbanización ...

... algo a las afueras. 

Toque el timbre del exterior y se abrió la puerta exterior casi al mismo tiempo que se asomaba Marta a la del chalet. 

Pude apreciar que ella también estaba realmente con un vestido corto dejando sus grandes muslos casi al descubierto medias y tacones y sus pechugas queriendo salir aquel vestido. 

Subí aquellos escalones y una vez dentro la vivienda me cogió por la nuca y empecé a sentir su lengua como recorría mi cuello mis orejas y mi boca haciéndome temblar en mis zapatos de tacón. 

Me hizo quitar el abrigo y fuimos hacia el salón allí se encontraba a su marido un tío bastante robusto algo más alto que mi marido y corpulento pelo canoso muy varonil yo no sabía cómo comportarme y Marta me presento a su marido Ricardo. 

Este se acercó y apoyó su mano en mis caderas para darme dos besos en ambas mejillas. 

Nos sentamos en el salón aquel hombre frente a mí y al lado Marta que enseguida posó una de sus manos en mi pierna sintiendo aquella calidez. 

Mi liguero estaba a la vista enseñando el final de mis medias la falda no cubría prácticamente ni mis muslos estando sentada al igual que él ocurría con los de Marta. 

Me sentía observada por aquel hombre pero a la vez cachonda caliente casi sin importarme que mirase mientras aquella mujer movía su mano hacía mientras pierna como si sintiese un calabozo fui abriendo las mostrando mi lencería aquel hombre sentado frente a mí. 

Poco a poco fui sintiendo aquella mano vulgar y apretar mi vulva ...