EL LARGO PASILLO - Relatos Eróticos

EL LARGO PASILLO

-¡Hey jovencito, venga acá!
Yo estaba llegando a la vereda, al comienzo del largo pasillo, cuando escuché la voz de doña Emma…
Se me paralizó el corazón. Yo bien sabía en qué había ocupado mi tiempo mientras ella hacía las compras para la cena. No tuve más remedio que regresar hasta el fondo del pasillo donde, en la puerta de su vivienda, me esperaba la señora.
Era un clásico PH, como se le llamaba por entonces. Eran dos o tres viviendas hechas en el mismo terreno, de un ancho exiguo, no más de 8.66 m. (10 varas) y una profundidad que podía llegar a mitad de cuadra (150 varas), o sea, más o menos, 60 metros. 
Las viviendas, en este caso tres, se les llamaba PH (por lo de propiedad horizontal, término de reciente promoción.)
Volví hacia donde está la señora Emma. No me queda otra. 
A mis 17 años no había manera de hacerme el adulto liberado, sobre todo para aquellos que me conocen desde chico.
-¡Vení, vení, no te escapés!
-¿Qué…, qué pasa…? – Estaba cagado hasta las patas…
-No te hagas el oso… Sabés muy bien lo que pasa… ¡Lo qué hiciste mientras yo estaba en el mercado! – Emma parece enojada.
-¿Qué, qué cosa?
-¿Vos tenés hermanos? - ¿A qué viene esa pregunta?
-Si, claro…, uno, muy mayor… - La verdad… ¿qué otra cosa voy a decir?
-Y bueno… ¿nunca te peleaste? - ¿Qué tendrá de ver?
-No, nunca. Es muy mayor. No tengo motivos para pelearme…
-Bueee…, mis hijas se peleaban en todo momento, por cualquier cosa…
-¿Yyy…? - No entendía nada.
-Ahora no se pelean, están ...

... siempre juntas, contentas y cariñosas… - Doña Emma está de lo más “curiosa…”
-¡Qué bien! - ¿Qué otra cosa le voy a decir?
-¡Nada qué bien! ¡Vos tenés la culpa! – Parece que doña Emma está convencida.
-¿Por qué culpa? – No entiendo: “culpa” de qué… ¿Qué no se peleen?
-¡No te hagas el oso! ¡Sabés muy bien a qué me refiero! Están siempre juntas, contentas y murmurando…
-¿Eh? ¿Por qué? ¿Qué tengo que ver? 
-¡Les bajaste la caña a las tres!!!
-¿Qué cosa? – Sé muy bien a qué se refiere.
-No te hagás el estúpido. No hay otro motivo que tu “atención” a las tres, por lo cual están tan contentas, tan unidas y cariñosas… ¡Te las cogiste, degenerado! 
-No, no, yooo…- ¡Casi me mueroooo…!



-No me vengás con boludeces. Sé muy bien lo que hiciste… ¿De qué otra manera iban a estar contentas, cariñosas y unidas? ¿Por qué otra manera? ¿Eh? Lo hiciste cuando me fui al mercado… ¿no? Mientras dos vigilaban vos te llevaste a la otra a la cama, ¿no?
-No, no. Es que yooo… 
-No me macanees… Yo también tuve 15 años, ¡y bien qué me gustaban los chicos como vos! No me molestan que ellas quieran “jugar” con vos… ¡Sos lindo y me gustás! Me parece normal…, pero tenés que tener cuidado… Sara ya tiene la regla… ¿sabías no? ¿No le habrás acabado dentro? – Doña Emma está realmente preocupada… 
-No, no. Para nada…, ella me dijo… - Pura verdad… 
-¡Ah siii! Te dijo que podía quedar embarazada… 
-Si, claro… - ¡Estoy reconociendo que me la cogí!
-¿Ves? ¡Es como te dije! ¡Te las cogiste a las tres! ...