1. CAMBIÓ OSITO POR OTRO PELUCHE


    Fecha: 03/09/2025, Categorías: Tabú Tus Relatos Autor: Leja, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... de cinco  años y ya tenía orgasmos mirando la acción entre su madre y él o frotándose contra el osito de peluche.
    Luego de un rato y dos orgasmos de Fabiana, ella  se arrodilló en el piso del lavadero tomó mi pija y lo devoró con ganas. Estaba enorme, latía, humeaba, chorreaba líquido. Fabiana estaba babosa, gemía y pedía semen. Pero yo no se lo quería dar así. Sandra miraba y se masturbaba detrás de la cortina. Entonces, la levanté a Fabiana del piso, la puse de espaldas y la penetré contra el lavarropas. Ella tenía orgasmos intensos, yo estaba por acabar. Ahí la volví a poner de rodillas, de espaladas a la cortina por donde miraba su hija y le eché todo el semen en la cara. 
    Fue una eyaculación abundante y muy larga.
    Después, ella se fue comprar y me quedé solo con Sandra que estaba deseosa de pija.
    Me quedé en bóxer, recostado en la reposera. Intuí que Sandra estaba esperando a que la llame; y la llamé. 
    No tardó en llegar. La tomé suavemente de la cintura y la besé con amor en su boca encendida. Estaba que ardía, no perdió tiempo y agarró mi pija con una mano y comenzó a masturbarme. le correspondí debajo de la falda que traía puesta, para mi sorpresa no traía bombacha. Me susurró al oído que estaba lista, no dijo nada más. Sentí su vagina totalmente mojada, el pene ya estaba activo otra vez.
    Sandra se sentó sobre la falda del chongo de su mamá  sin dejar de besarme intensamente y con sus brazos sobre mis hombros, mi pija rozaba su conchita. Con una mano, la tomé ...
    ... de un de sus pechos y la acaricié. Con la otra mano, acariciaba su ano, nalgas y conchita. 
    Sandra, gemía, me besaba, me decía que sentía re lindo la mano en su concha, que le mordiera los pechos.
    -Besame toda, me encanta, trátame como a una putita, cógeme como te coges a mi mamá, pero más bestial.
    Entonces, con mucho cariño, puse la cabeza de mi pija en la entrada de su pequeña vagina, y la suspendí sobre mí con mis dos manos sujetando sus nalgas, le dije que cuando ella quisiera bajase lentamente así entraría en ella con suavidad.
    Lo hizo con la dulzura y calentura de una mujer que dejaba de ser niña.
    Pude disfrutar en cada milímetro de mi miembro, su conchita estrecha, muy pequeña. Al romperle el himen, casí acabo del placer que me provocó aquel pinchazo en la punta de la poronga, porque estaba enorme. No sé si tendría el despliegue de mis diecisiete centímetros, pero por la estrechez de su conchita, y como me dolía dentro de ella, calculé que había llegado a unos dieciséis y medio, los mismos que se comía su mamá. Nunca los que gozaba y gozábamos con mi amor, mi pareja que siempre me esperaba en casa.
    Sandra se sentó sobre mí, mezcla de ternura y mujer fatal. La abrazó fuerte, gritó con ganas y se quedó quieta. Luego, le dije que estaba presiosa, y ahí se relajó. La besé con una furia impresionante y comenzó a subir y bajar por el largo de mi pija.
    Su vagina apretada, mi poronga estrangulada.
    Hicimos el amor durante hora y media, en varias posiciones. Acabé tres ...
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