1. Ahora somos amantes


    Fecha: 03/01/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Dulce Fuego, Fuente: CuentoRelatos

    ... Me invitó una ronda más y nos largamos de ahí. Yo me sentía molesta y rechazada. Pero en el fondo, el hecho de que H. hubiera aceptado que le gusto, me hacía sentir mejor. La verdad, no sé por qué era tan importante para mi entonces, supongo que empezaba a enamorarme. Y si era así, a la mierda con el amor.
    
    De vuelta al bar donde estaban mis compañeros, me encontré con Alex, que bailaba con dos chicas desconocidas cerca de donde estaba nuestra mesa y me jaló del brazo para que bailara con ellas. Estuvimos bailando y tomando alternativamente durante otro par de horas, tal vez más. Mis compañeras y los otros muchachos se fueron y me quedé en el lugar solo con H. y con Alex. Y seguí bailando con las dos chicas que se acercaron a nuestra mesa. La mezcla de las cervezas que me invitó H. y los incontables tragos de whisky que acababa de tomar, me hicieron efecto y poco antes de irnos, una de las nuevas amiguitas de Alex comenzó a bailar sensualmente delante de mí, y yo le seguí la corriente, borracha como estaba, la comencé a acariciar mientras seguíamos bailando hasta que la tuve muy cerca y cuando trató de besarme, no me opuse. Alex festejó nuestro beso como un loco, dando un alarido de lujuria. Luego decidí que era suficiente, ya estaba borracha y comenzaba a hacer esas cosas de las que una se arrepiente a la mañana siguiente, y además tenía muchas ganas de estar con el doc. H., así que volteé a verlo y le hice señas para que nos fuéramos. Salí a la calle apoyándome en él ...
    ... para poder caminar hacia su coche, me sentía muy mareada, pero estaría bien, era cuestión de una hora para reponerme, máximo. Así que H. y yo nos metimos en su auto, en donde estuvimos un buen rato escuchando música con poco volumen y platicando, mientras poco a poco, me iba recuperando de mi embriaguez.
    
    El doctor H. demostró que hablaba en serio cuando dijo que le era fiel a su esposa y durante el tiempo en su auto, me trató con una monástica castidad -¿Sabes cómo llegamos a tu casa, mujer? Te llevo- me preguntó viendo el reloj, seguramente tenía que regresar a su casa con su esposa. Le indiqué el camino hasta mi departamento, que estaba a unos 10 minutos de ahí. Cuando me iba a bajar de su coche, puse mi mano en su mejilla y le di las gracias por cuidarme, y sobre todo por no dejarme sola con el calenturiento de Alex. Y cuando me acerqué para despedirme de H., no pudo soportar tenerme tan cerca y terminó besándome en la boca. -¿Seguro que no quieres pasar?- le pregunté luego del beso -Seguro. Pero eso no quiere decir que si no estuviera casado no aceptaría- -Si no estuvieras, pero lo estás- Y volví a besar su boca y siguiendo un impulso, me monté sobre sus piernas mientras continuaba el beso. Él permaneció inmóvil, apenas correspondiendo a mi lengua que insistía en frotarse contra la suya. Y cuando bajé mis manos hasta el cierre de su pantalón en busca de su verga, H. me detuvo tomándome por las muñecas -Dulce, no, por favor, tengo que irme- no podía creer lo que me decía, ...
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