1. Ahora somos amantes


    Fecha: 03/01/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Dulce Fuego, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero respeté su decisión y me quité de encima suyo para luego descender del auto y ver cómo se alejaba, dejándome ebria y excitada afuera de mi edificio. -Tú te lo pierdes-
    
    Durante los siguientes días, cada intento que yo hacía para acercarme al doctor H. él lo evadía magistralmente y sin embargo, algo en su trato hacia mi iba cambiando y fue así hasta el día en que lo hice eyacular dejando que frotara su verga entre mis nalgas mientras me sometía sobre su escritorio y días más tarde pasó lo del baño de médicos. Pero yo tenía ganas de mucho más. Así que su propuesta de la escapada de fin de semana era un buen augurio para mis intenciones.
    
    Semanas después, un sábado muy temprano por la mañana pasó por mi casa y salimos rumbo a Cuernavaca, en donde él había alquilado una cabaña bastante mona, en unas villas de lujo, en donde además nos tenían preparada una sesión en el spa del lugar, que me pareció muy cursi al principio, pero que resultó ser muy agradable.
    
    Dejamos nuestras pequeñas maletas en la salita de la cabaña y salimos a desayunar. Conozco pocas cosas peores que tener sexo con el estómago vacío, así que me aguanté las ganas que tenía de que H. me cogiera. Solo era cuestión de tiempo. O al menos eso pensaba, porque cuando estábamos por terminar el desayuno, como si fuera alertada por alguna capacidad extrasensorial, su esposa lo llamó por teléfono y él se retiró para atender la llamada, con la actitud de un niño asustado que es sorprendido en flagrancia ...
    ... haciendo una travesura. Para entretenerme mientras H. regresaba, me puse a llenar un formulario que el mesero vino a dejar frente a mí. -¿Les molestaría dejar esta ficha en la caja del restaurante luego de llenarla, señorita? es para especificar el servicio de masaje y poder darle el servicio que ustedes se merecen-. Me dijo el mesero con una cortesía distante. El formulario entre otras cosas, traía un apartado para elegir el género del masajista que se le asignaría a cada miembro de la pareja hospedada. Yo, a modo de inocente venganza contra H. por dejarme sola, marqué "Masculino" en la columna dedicada a mí y también en la de él; y en la opción "Sesión conjunta o sesión individual" marqué "individual"; de tal forma que cuando nos dispusimos a recibir nuestros respectivos masajes, una amable chica nos indicaba que nuestros masajistas con gusto nos recibirían a cada quién en un cuarto separado.
    
    Luego de quitarme la toalla en la que me envolví para salir de una breve ducha previa, el hombre que me esperaba preparando sus manos para el masaje, amablemente me pidió que me recostara boca abajo en la mesa de masaje y que me quitara la toalla cuando estuviera lista; cuando lo hice, él cubrió mis nalgas desnudas con una toallita doblada. Mi masajista era un hombre maduro, yo le calculé unos 60 años, tal vez un poco más, con un cuerpo esbelto, aunque se le notaba un poco la barriga. Comenzó a frotar mi espalda con un aceite que se iba poniendo caliente con la fricción de las manos del ...
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