1. Hija de poli


    Fecha: 05/01/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... que continúa percutiendo, verbal y físicamente. –Tendrían que verte tus compañeros ahora, en la casa de un delincuente, atada, sometida. Voy a invitarlos. ¿Qué te parece? ¿Invitamos al comisario y a un par de compañeros? –Babeo. No asiento, pero mi respuesta es engullir con más ganas, jadeando, gimiendo como una perra en celo. Me la saca de la boca y me ofrece los huevos. Los lamo. -¿Qué diría papá? ¿Qué diría el Capitán Robles si viera a su niña ahora? ¿Le gustaría? Ver a su hijita, a una hija de poli, comportándose como lo más baja de las zorras.
    
    Vuelve a ensartarme con violencia. Profundamente, tanto que me resbala saliva por la barbilla, pero no me detengo, no puedo detenerme, no quiero detenerme. La polla que me profana es el cordón umbilical que me alimenta, que me da oxígeno.
    
    Chupa hija de poli, chupa, es lo último que oigo antes de notar mi boca anegada, mi garganta inundada por la espesa semilla de mi amante. No cejo en mi empeño. Chupo, lamo, trago con desespero. Quiero más, no quiero que acabe. Pero acaba. Me desaloja, dejándome huérfana.
    
    Recobro la respiración lentamente, pero mi excitación no remite. Aumenta. Desbocada. Necesito que me folles, imploro, por favor, fóllame. Abro las piernas todo lo que puedo, ofreciéndome, suplicando de nuevo. Giro la cabeza hacia mi izquierda, donde se está moviendo, está tomando algo. Fóllame, repito, por favor, gimo. Noto que se gira hacia mí. Me invade la euforia, mis labios se abren asomando mi lengua, mi sexo ...
    ... tiembla ante la victoria inminente.
    
    Pero no es su cuerpo el que se posa sobre el mío, no es su polla la que se abre paso. Son sus dedos los que acarician de nuevo mis labios mayores, recorren los menores y se detienen en mi clítoris. Jadeo con fuerza, anhelante. ¿A qué esperas cabrón si me tienes a punto?, pienso. Entonces lo oigo. Un zumbido. Agudizo el oído pero mis propios gemidos me impiden estar segura de haberlo oído bien. Hasta que lo noto, abriéndose paso en mi vagina. Un vibrador.
    
    No, eso no, pienso al primer instante, pero pronto comprendo que está alargando mi orgasmo, lo está potenciando. Mastúrbame con el aparato un par de minutos pero méteme la polla pronto, me digo. Necesito una polla de carne y hueso, no de metal.
    
    Lo encaja completamente, vibrando a baja velocidad, mientras sigue masturbándome con la otra mano. Mis caderas se mueven al ritmo del juego, estoy cerca, muy cerca. Gimo, jadeo, fóllame cabrón, grito. Pero súbitamente detiene el zumbido, también el masaje. Un no desgarrador se me escapa del alma pero sus dedos acallan mi boca. Chupo con ansia de nuevo. Eres un cabrón, pienso para mí. Pero aún no sé cuánto.
    
    Sus dedos vuelven a mi sexo solamente para volver a poner en marcha el vibrador. Entonces oigo pasos, alejándose. Y la puerta de la habitación cerrarse.
    
    ***
    
    Conozco a Darío desde hace más de dos años, desde que me destinaron a la comisaría de este distrito, pues es uno de aquellos pequeños delincuentes que han logrado cierta inmunidad a ...
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