Sentidos Inflamados
Fecha: 05/01/2019,
Categorías:
Transexuales
Autor: Any Lorac, Fuente: CuentoRelatos
... utilizados para que los lavase con el resto de la vajilla. Él tuvo que pasar detrás mío y sin querer su cuerpo rozó contra mi cuerpo y yo sentí un pequeño golpe de frisón, de esa misma frisón que ya conocía bien. Pero cuando volvió a pasar para salir de la cocina, y de nuevo me tocó descuidadamente, supe instantáneamente que no había sido tan distraída su actitud, los hombres ya no tenían secreto para mí. Pero no dije nada.
El departamento de Carla tenía dos dormitorios, en uno dormían sus padres y en el otro nosotras. Esa noche yo no podía conciliar mi sueño, imágenes sexuales atropellaban mi mente despertando en mi cabeza pensamientos eróticos que me excitaban cada vez más y yo que cuando me excito con alguien se me vuelve una obsesión. Imaginaba a mi novio acariciándome en esa misma cocina, pero cuando cerraba los ojos para visualizarlo mejor porque ya tenía ganas de masturbarme, me encontraba que era otro rostro, el del padre de Carla. No lograba dormir tranquila decidí ir a la cocina, a esa hora ya todos dormían profundamente y lo hice con el piyama de verano que había llevado, pantalón corto y transparente, pero no me preocupaba demasiado porque entre esa gente yo me sentía casi en familia.
Estaba preparándome un café cuando vi aparecer al padre de Carla. A causa del calor y la humedad, él tampoco podía dormir y había tenido la misma idea de ir a la cocina y juntos decimos beber café.
La cocina del departamento de Carla no era muy grande y ella había ...
... apoyado una mesa rectangular contra la pared opuesta a la pileta para ganar espacio y nos sentamos del mismo lado. Mientras hablábamos de mi viaje por Europa yo veía que su mirada se deslizaba descuidadamente por mi cuerpo, observando mis piernas entreabiertas donde se reflejaba transparente el triángulo de mi bombacha. Mis senos también podían adivinarse nítidos debajo de mi piyama. El padre de Carla se levantó para buscar un vaso con agua y descubrí que se hallaba excitado enormemente; debajo de su piyama se notaba el bulto de la erección que estaba teniendo. Fue esa descubierta que despertó salvajemente de nuevo mis deseos de mujer joven habitada por una libido en plena efervescencia y cuando él se volvió a sentar en la mesa yo me acerqué a su lado con el justificativo de servirle otro café. Pero mientras lo hacía apoyé descuidadamente mi cuerpo contra su brazo. Yo pude adivinar su temblor de macho caliente, excitándose antes de sentirlo sobre la piel de mi pierna. Ahora yo sabía cómo excitar un hombre para luego guiarlo hacia mis propios placeres, los hombres maduros continuaban a encender mi sangre.
Cuando él se levantó de su silla, yo estaba ya sentada de nuevo en la mía y en el momento que se aproximó para saludarme porque pensaba regresar a acostarse, yo le sonreí y él se acercó para darme un beso en mi frente como lo hacía siempre. Pero allí su actitud cambió, tomó lentamente mi cabeza con sus dos manos y apoyó sus labios en mi frente, muy lentamente, como si buscara ...