1. Negación - Capítulo 4


    Fecha: 14/01/2019, Categorías: Incesto Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos

    ... a cerrar los ojos.
    
    - ¿Fabián? – dijo mi nombre sin vacilación, había sorpresa en su tono.
    
    - Sip… esse ssoy yo – enfatice tocándome el pecho.
    
    - ¿Cómo estás?
    
    - Boorrrraccho, creo – le dije.
    
    - ¡Eh! Mírame, ¿no me recuerdas?
    
    - Nooooop – mantuve los ojos cerrados.
    
    - Soy Eduardo… Putito – Abrí los ojos ante la mención de esa última palabra, y el mundo se enfocó. Abrí la boca. Y el espantó alejó lo peor de la borrachera.
    
    - Eduardo. – Mi primer cliente.
    
    - No pensé que frecuentaras estos lugar – Se acercó, quedando justo a mi espalda - ¿Andas buscando dinero? – Apoyo su mano derecha en mi trasero.
    
    - Yooo… noo…
    
    - Nunca más respondiste mis mensajes – con sus dedos, empezó a trazar un recorrido desde mi zona lumbar, pasando por mis glúteos, hasta el muslo, subía y bajaba. Tragué saliva, afectado.
    
    - No podrías haber pagado el precio.
    
    - Cuidado Puta… - puso sus manos en mis caderas y me apretó contra su miembro. Se sentía duro a través de la tela del pantalón apoyado en mi zona sacra. Lo miré desde el espejo. Mientras se restregaba en mí.
    
    - Yooo.. Debería irme – traté de apartarme, pero su agarre era firme, y yo seguía embobado por la imagen de los dos hombres en el espejo.
    
    - ¿Qué pasa? – Apretó más contra mi culo, la fuerza hizo que diera un paso hacia adelante – Ya no te gusta – Jadeé, cuando sentí la presión,
    
    - Eduardo… - me di vuelta, quedando frente a frente a él, mis ojos a la altura de sus labios. Me esforcé por mirarlo a los ...
    ... ojos.
    
    - ¿Qué tienes? – Me acarició el rostro, y algo brilló en sus ojos – ¡El Puto Fabián, se volvió Santo! - me abrazó acercando su cuerpo contra el mío, y bajó sus manos hacia mis nalgas, las apretó fuerte, haciendo presión hacia arriba, elevándome.
    
    Puse mis manos en sus pectorales, tratando de apartarme. Rompí el contacto con sus ojos, me estaba excitando, me estaba invitando a ser parte de una fiesta a la que no quería ir. Empezó a frotar mis nalgas, a masajearlas, en forma brusca, desesperado.
    
    - Déjame recordarte lo que eres, Puto – me giró nuevamente, y mire el espejo. Sus manos subieron por debajo de mi polera hasta mi abdomen, su miembro duro, comprimido contra mis nalgas, mientras se frotaba con energía y experticia.
    
    Bajó un poco el cuerpo, dejando su boca al nivel del lóbulo de mi oreja, empezó a jugar con él, lo chupaba y mordisqueaba, y eso enviaba torrentes de electricidad a mi entrepierna, que sentía rígida y comprimida contra mi pantalón. Sus manos comenzaron a explorar, tocaban mi abdomen, llegaban al borde de mis pantalones, haciéndome desea que bajar y me tocara, y luego subían nuevamente, trazando círculos, invadiendo todo.
    
    - ¿Recuerdas ahora? – me hablaba al oído, sólo para mí, la presión de su pene era constante, no paraba de moverse, de frotarse contra mí, con deseo.
    
    Sus manos subieron, y llegaron a mis pezones, los tomó entre sus dedos y comenzó presionar, estirándolos, la sensación hizo que arqueara mis espalda y echara hacia atrás mi cabeza, ...