1. Negación - Capítulo 4


    Fecha: 14/01/2019, Categorías: Incesto Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos

    ... – yo pensé en una solución. ¿Recuerdas esos supositorios que me diste, de Lidocaína con Hidrocortisona?
    
    - Entiendo, quieres usarlos…
    
    - Quiero que trates de conseguirme algunos…
    
    - ¿interrumpo? – Miré a Miguel, no lo sentí llegar. Vi que Claudia arrugaba la frente y comenzaba a ponerse de pie. Se iba.
    
    - Sólo hablábamos – me puse rojo, sólo podía mirar a mi amiga, que se ponía en silencio la chaqueta, y tomaba su cartera.
    
    - Es realmente tarde, debo irme. Discúlpenme – Besó a Miguel en la mejilla y me toco el hombro cuando pasó a mi lado, haciendo una leve presión.
    
    - ¿Qué le dijiste? – me preguntó Miguel confundido.
    
    - Nada. – La miré irse, mientras bajaba la escalera.
    
    Nos quedamos un rato más mientras terminábamos nuestros tragos y subimos al tercer piso. Nos sentamos en la barra a seguir conversando, en la medida en pudimos por la intensidad de la música. Mientras, Miguel evaluaba prospectos con los que pasar el rato. En algún momento de la noche, comenzamos a beber tequila. Brindé a la salud de Claudia, mi amiga, que había escuchado y me ayudaría una vez más. Por esta noche me permití ser feliz, Brawny se percató del cambio de actitud, y se aseguró de que los cortitos de tequila que nos servíamos, no se acabaran. Llevábamos horas en la barra, cuando Gerardo, el Bartender decidió que ya no habría más alcohol para nosotros. Enojado, Miguel se fue a la pista de baile, allí conoció a una mujer rubia, alta y ahora se besuqueaban incesantemente. Mirándolo, ...
    ... supe que lo había perdido, y me alegré por él. Necesitaba orinar, así que me fui tambaleando al baño.
    
    Por suerte, el sanitario no estaba lejos de la barra, así que no sufrí ningún accidente importante en mi trayecto. Yo no al menos, no puedo asegurar lo mismo de todas las personas que empujé mientras caminaba. Llegue al baño directo a los urinarios. Cuando terminé, me dirigí a lavabo, me eché un poco de jabón y me afané en el lavado de manos. Finalmente junté mis manos y me mojé el rostro, como no me incliné, en el proceso mojé también la polera. Me miré y me reí de mi torpeza. Respiré aire profundo y apoye las manos, me quede frente al espejo un momento, tratando de aclarar mi mente. El mundo estaba girando a mí alrededor.
    
    Sentí la puerta de uno de los cubículos en mi espalda abrirse. Observé por el espejo que era un joven de unos veinte años quien salía apresuradamente, su cara se volvió un tómate cuando me vio. Detrás de él venía un hombre, alto, un metro ochenta por lo menos, me figuré que debía tener unos treinta años. El joven agachó la cabeza y se retiró velozmente. Me detuve en el hombre, su piel bronceada, el rostro cuadrado, angular, corte militar, un cuerpo perfecto y unos ojos que me sostuvieron la mirada a través del espejo con sorpresa. Me parecía ligeramente familiar.
    
    - Pensé que no había nadie… - su voz era ronca, profunda, masculina. Dio un paso más y siguió mirándome.
    
    - No.. tte preeoocupess – le dije, tratando de sonar lo más normal posible. Volví ...
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