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Historias de terceros: Los Villeros (1º Parte)
Fecha: 16/01/2019, Categorías: Gays Autor: MarioKerar, Fuente: SexoSinTabues
No se puede remar contra la corriente, ni negarse a la realidad. Ya en la escuela comencé a darme cuenta que me llamaban más la atención los chicos que las chicas. No en un sentido sexual, sino general, o físico si se quiere. Me daba cuenta que involuntariamente clasificaba a todos mis compañeros en agradables o no, ya sea por su aspecto o por su carácter, lo cual me sucedía con muy pocas nenas. Por aquel entonces no le di importancia a ello. Pero llegado a la secundaria se hizo más evidente para mí mismo. Con mis compañeros ya más desarrollados y más varoniles, sobre todo algunos repetidores, comenzó a molestarme el agrado que algunos de ellos me generaban. Para colmo con mis 14 años era de los menos desarrollados y eso lo notaba en los baños que eran nuestro centro de reunión y lugar de chanzas y ostentación de vergas por parte de aquellos más favorecidos. Hasta competencia de masturbaciones y cantidad de leche hacían. Me sentía disminuido ya que apenas si tenía algunos pelos en el pubis, ni que hablar de mi tamaño y que con mis pajas, aunque placenteras, sólo conseguía sacar unas pocas gotas. Estaba seguro de no ser el único en mi situación ya que éramos varios los que nunca la sacábamos en público, pero eso no me servía de consuelo alguno. En mi negación intenté conseguirme alguna novia entre mis compañeras, como ya tenían algunos, pero era en vano. Por un lado porque mis intentos eran tan débiles como mi real interés. Y por otro porque, aun sin ser feo, supongo que el ...
... hecho de ser el más menudo del grupo les generaba poca atracción a las chicas. Pero yo insistía en considerarme "normal" y encajar en el grupo de compañeros, y así fué como ese verano, ya de vacaciones, me sumé a la invitación de uno de los chicos de mi curso de pasar un fin de semana en la casa quinta de sus padres. Sería un finde de muchachos solos ya que sus padres se irían a la costa y nos dejaban una buena reserva de pizzas, hamburguesas y gaseosas para que nos arregláramos. Quizás convenga decir aquí que mi colegio era privado y todos proveníamos de clase social acomodada. Ese viernes a la tarde mis padres me dejaron en la casa quinta y se iban con mis hermanos menores a pasar el fin de semana al campo de mi abuela. No tardé en arrepentirme de haber ido. Comenzó con fútbol, donde me tocó ir al arco por mi consabida falta de habilidad, y luego todos a la piscina lo cual me hizo sentir particularmente incómodo. Incomodidad por no poder comportarme naturalmente. Algunos cuerpos me atraían y luchaba conmigo mismo entre las ganas de mirarlos y el temor de que se dieran cuenta. Los shorts y calzoncillos pegados por el agua eran doble tentación, por no mencionar a un par de nudistas. Me enojaba conmigo mismo, no quería ser "un puto" pero mi ser reaccionaba en ese sentido. Llegada la noche la cosa empeoró. Mientras algunos encendían los carbones para las hamburguesas, otros sacaron botellas de alcohol que contrabandearon y comenzaron con los relatos y anécdotas sexuales que, ...