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Historias de terceros: Los Villeros (1º Parte)
Fecha: 16/01/2019, Categorías: Gays Autor: MarioKerar, Fuente: SexoSinTabues
... inventadas o no, generaban carcajadas, chanzas y erecciones de las que algunos alardeaban abiertamente, mientras que yo internamente debía reconocer que me erectaban las suyas. Fue cuando comenzaron a mofarse de un par de chicos afeminados que había en el colegio que decidí que tenía que irme. No había llevado las llaves de mi casa, pero eso no era problema porque conocía el lugar del jardín donde ocultábamos una copia por si alguien perdía la suya. Era bastante tarde, pretexté una descompostura y mi compañero dueño de casa me indicó dónde había una parada de colectivos como a unas diez cuadras y me advirtió que me apurara porque el último pasaba a las 12:00 PM y que hasta las 06:00 no volvían a pasar. Faltaba una hora para la medianoche por lo que no me preocupé, agarré mi mochila y me fui. El que a ninguno le preocupara o interesara mi partida, me confirmó lo poco que cuadraba yo en el grupo y lo acertado de irme. Caminé esas diez cuadras medio temeroso. En parte por lo espaciado de las luminarias y en parte porque sabía que esa zona de casas quinta lindaba con un asentamiento que aquí se le llaman "villas" y que tienen reputación de peligrosas. La parada estaba en una esquina: cuatro postes con un techito frente a una casa evidentemente abandonada y con un cartel de "se vende". La casa tenía un jardín anterior con un paredón bajo, donde me senté a esperar el colectivo. Había una puerta de rejas en un lateral del frente de la casa en venta que parecía dar acceso al patio ...
... trasero y que me tenía con los pelos de punta porque estaba abierta e imaginaba que alguien podía salir por allí. Llevaba rato esperando cuando me puse en alerta porque vi venir una figura por la calle. A medida que se acercaba noté que era un hombre alto con una especie de bermudas blancas y lo que suponía una chomba amarilla que llevaba colgada en un hombro. Al pasar bajo una luminaria cercana pude notar que era un joven delgado, de piel morocha. Caminaba despacio, como quien no tiene nada que hacer y se dirigió derecho hacia mí con lo cual me di por asaltado. Se sonreía, seguramente por mi cara de susto, me saludó y me preguntó si tenía un cigarrillo. Dio la casualidad que yo había comprado un atado pensando congraciarme con aquellos de mis compañeros que fumaban, así que aliviado porque no resultara un asalto, saqué el atado de la mochila y se lo regalé entero. - Quedátelos que yo no fumo - Le dije. - ¿Y si no fumás para que los tenés? - Eran para unos amigos, pero me olvidé de dárselos. Encendió uno y comenzó a hacerme preguntas. Con su altura y estando yo sentado me quedaba su pelvis a la altura de mi cara. No pude dejar de notar que no llevaba ropa interior ya que con cada movimiento su paquete se movía bajo lo que yo había pensado que era un bermuda pero no era otra cosa que una especie de short largo de una tela fina. Calculo que tendría unos 20 o 22 años y se notaba que era de la villa. Su postura, la manera de hablar, la forma directa de mirar, y esa gesticulación ...