1. Memorias de un solterón (2)


    Fecha: 12/08/2017, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... También yo te quiero… Y mucho, mi amiga; muchísimo… Más, bastante más, de lo que puedas imaginar
    
    – Pues ten cuidado, que yo tengo muchísima imaginación, con lo que, a lo mejor, imaginando, imaginando, a lo mejor, hasta resuelvo ese acertijo
    
    – ¡Ja, ja, ja!... Ni lo intentes, porque a lo mejor… ¡Hasta te adustas de lo que descubras!
    
    – ¡Uy!, ¡uy!, ¡uy!... Y que peligro me está empezando a parecer que tienes… Lo mismo resulta que eres todo un “D. Juan”, seductor de inocentes viuditas…
    
    Y rompimos a reír los dos con verdaderas ganas… Yo me encontraba del mejor humor, como a veces se dice, “feliz como una perdiz”, pues estaba seguro de que acababa de dar pasos de gigante en la consecución de mi meta más soñada, conseguir su ansiado “Sí”, consintiendo en ser mi mujer… Con o sin “casorio”, que eso, a esas alturas de fines de los 80, era de menor cuantía, no como unos cuantos años antes, poco más de diez, cuando una unión en pareja, sin pasar por la sacristía y ante un cura, imposible, casi; ni siquiera pensarlo… Para empezar, ella misma, por su libérrima iniciativa, había apeado el más que formalista tratamiento de “usted” entre nosotros, estableciendo el mucho más intimista tuteo entre ambos; pero también ese más o menos solapado, más o menos abierto, flirteo entre ambos, y, de nuevo, no porque yo lo hubiera buscado, sino porque ella, por su libre albedrío, lo había empezado, y a lo que, yo, como es natural, con el mayor gusto, el mayor entusiasmo, me sumé
    
    Y decidí ...
    ... pisar un tanto el acelerador, buscando intimar más y más con ella, al proponerle
    
    – Y me digo; ¿por qué, en vez de estar aquí, sentados en el banco, como pasmarotes, no nos vamos al bar de Alfredo, y nos tomamos…pues no sé; un café, un refresco…una cerveza incluso?
    
    Carmen, Carmela, se quedó en suspenso, pensativa… Hasta que empezó a reaccionar
    
    – No lo sé, Antonio… No sé qué hacer… Me da vergüenza, ¿sabes?... Creo…creo que en m vida he pisado un bar… Y, hacerlo ahora, y junto a un hombre que no es mi marido… No sé… Me da “palo”, ¿sabes?... Mucho “palo”… Me entiendes, ¿verdad?...
    
    Y volvió a sumirse en el ensimismamiento en ella misma, con todas las trazas de estar evocando el pasado, con no poca nostalgia de un tiempo ya pasado…y muy, muy, ya pasado; por fin, y de nuevo, volvió a hablar
    
    – ¡Dios mío, si apenas he vivido hasta ahora!... A nuestros catorce años, yo recién cumplidos, él ya cercano a sus quince, nos hicimos novios, y a mis quince, con él casi en los dieciséis, nos casamos… En fin, ya sabes, que nos liamos a “escribir cartas a la cigüeña”, hasta que nos “respondió”… Y, en fin, que a mis dieciséis y él con casi diecisiete, éramos padres de nuestro, mi hijo mayor, José Miguel… La verdad, es que le quise mucho… Pero que mucho, mucho… Y, cuando él murió, lo cierto es que lo pasé más que fatal durante más tiempo del que nadie piensa…
    
    Y me sentí más valiente que el Cid Campeador, lanzándome a decirle
    
    – Te das cuenta de que has hablado en pasado, no en ...
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