1. 37.2 La noche de Barcelona


    Fecha: 23/01/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... ninguno, la manada estaba loca y los lobos con muchas ganas porque las lobas eran escasas.
    
    Estuvimos unos minutos riendo, recordando anécdotas del baile, donde cada poco tiempo teníamos que abrazarnos y unir nuestros labios, para que todos vieran que esa noche no pillaban sus parejas en nosotros.
    
    Nos fuimos calmando, eran más de las tres de la noche.
    
    -¿Nos quitamos el sudor? -le pregunté por curiosidad antes de meternos en la cama para intentar dormir.
    
    -No, no quiero que nos quitemos el sudor, quiero que tú me quites el calor que llevo toda la noche conmigo. –y acto seguido su boca quedó prendida de la mía, me besó hasta que me dejó mareado y sin aliento.
    
    Volvieron sus dulces labios a mi boca, su rosa lengua a luchar con la mía, a veces en encuentros lentos como las hondas del agua mansa y otras en cruenta lucha. Besé cada milímetro de su rostro, aspiré de su aliento, cambiábamos nuestros fluidos pasándolos de una boca a la otra y cuando se quitó el recogido del pelo, acaricié su cabello que se escapaba entre los dedos como hilos de seda.
    
    Le retiré la ropa sudada, su camisa de lentejuelas brillantes, su pantalón en el que marcaba su verga preciosa y retozaba sobre la cama agitando sus piernas largas y sin fin, provocándome e incitándome a dejarme enroscar mi cintura por ellas.
    
    Me desnudé sin prisa, mientras miraba sus movimientos insinuantes, boca abajo sobre la blancura de la sábana que se confundía con su carne, sus movimientos rozando su verga con la ...
    ... cama, el contraer de sus nalgas redondas, donde se marcaban los morbosos hoyuelos, las que ocultaban el secreto tesoro.
    
    Me tenía a mil con su espectáculo follando la sábana y me tiré a su lado.
    
    -Sabes que eres divino y un puto provocador. -me coloqué encima de él y metí mi polla entre sus piernas. Se reía y entre sus risas le escuchaba.
    
    -Eso, sí, eso es lo que quiero. –mordía su nuca y mi boca bajó por su cuello, y su espalda hasta encontrar el arco, ahora invertido, de su baja espalda. Luego mordía, chupaba los globos tan llamativos de su culo, y hasta cogí mi polla con la mano para estrellarla en latigazos suaves contra ellos.
    
    Vasiliy reía a veces y suspiraba, pero sobre todo reía en distintos tonos. Le di la vuelta para encontrarme su boca encharcada en su baba que la caía. Mi boca sonreía intentado imitar a su risa.
    
    ¿Qué te divierte?, ¿qué te causa tanta risa? -me llevó hacia él tensando sus delgados brazos en mi espalda.
    
    -Daniel, me has llamado puto. –es imposible describir la expresión de su rostro, alegre y gozoso, contento y hermoso donde brillaban dos lagos azules.
    
    Bese y lamí la baba de su boca y bajé para atender la calentura de su pene. Tenía olor a sudor, a macho embriagador, un olor a rica verga, a jabón, a la esencia varonil que le brotaba de su glande y a su colonia. Sabía un poco salada, y que se diluyo cuando la metí entera en mi boca.
    
    Creo que él tenía más caliente su pene que yo mi boca, su glande golpeaba en el fondo de mi garganta ...
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